De veras que los priistas -y más si tienen al frente a personajes como el diputado Manuel Añorve- terminan nomás dando de manotazos y gritando ¡que se vote!, para echar montón e imponer sus decisiones… ¡aunque no les asista la razón y sean ilegales!

 

Lo que sucedió ayer en las instalaciones del Senado, donde debería haberse llevado a cabo la sesión de la Comisión Permanente, fue no sólo “inaudito” -en ello coincidieron todos los presentes de todos los partidos- y sin precedente en la historia legislativa moderna, sino que terminó convirtiéndose en una suerte de “golpe legislativo”.

 

Sí, “golpe” -así lo definió el senador Miguel Barbosa- contra el presidente de la Permanente (y del Senado), el priista Raúl Cervantes Andrade. Golpe propinado a instancias de sus propios compañeros del PRI -diputados y senadores-, acompañados en el camino por los panistas y los verdes.

 

¿Qué ocurrió? Pues que a la sesión convocada para ayer a las 11 de la mañana no asistieron ni el presidente de la Mesa (Cervantes), ni los dos vicepresidentes: Héctor Gutiérrez de la Garza (PRI) y Marcos Aguilar Vega (PAN). Por lo que no había quién instalara la sesión de la Comisión Permanente.

 

Estaban, sí, los secretarios: Williams Ochoa (PRI), Juan Pablo Adame (PAN) y Guillermo Sánchez (PRD). Pero de acuerdo con el reglamento, los secretarios sólo pueden “asistir” al presidente en sus funciones, pero no “sustituir”, como explicaría Alejandro Encinas.

 

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ALERTA ÁMBER PARA UBICARLOS.- ¿Por qué no fueron a la sesión ni el presidente ni los vicepresidentes? En un inicio, nadie sabía a ciencia cierta dónde andaban (algunos estaban de vacaciones, como Emilio Gamboa y Manlio Fabio Beltrones).

 

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Barbosa bromeó entonces con que se expidiera “una ficha roja” para que ubicaran al presidente de la Comisión Permanente o a alguno de los vicepresidentes y pudieran sesionar al menos este jueves o viernes (la ley manda una vez por semana al menos).

 

Encinas propuso a su vez una “alerta ámber” para encontrar a los susodichos y solicitarles que volvieran a convocar a la Permanente para alguno de los días próximos.

 

(El panista Aguilar anunció desde hace días que viajaría a Washington del 11 al 15 de agosto para un encuentro académico. Del diputado Gutiérrez de la Garza, ni idea).

 

En eso andaban, entre bromas y burlas, cuando el priista Omar Fayad comentó desde su curul que el presidente de la Permanente, Cervantes, se encontraba con el presidente de la República, Enrique Peña Nieto.

 

Ya imaginarán el abucheo. El diputado perredista Fernando Belauzarán saltaría al micrófono al son de “¡Estamos en un brete por irresponsabilidad del presidente y los vicepresidentes! (Cervantes) debería estar aquí en lugar de ir a hacer caravanas con el Presidente (de la República)”.

 

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LA IZQUIERDA ABANDONA EL SALÓN.- A los priistas ya no les hizo mucha gracia el rumbo que tomaron los comentarios. Intentaron acotarlos sometiendo a votación la propuesta. ¿Qué decía la propuesta?, quién sabe. A lo mejor se leyó al inicio, pero a estas horas -90 minutos después- ya ni idea de qué decía.

 

Pero debe haber sido a propósito de que los secretarios pudieran convertirse en presidentes de la Comisión Permanente (¡cómo ven!), así como así; sin haberse decretado quórum, sin estar sesionando y sin respaldo legal, por supuesto, borrarían a Cervantes de la presidencia de la Mesa y asumirían sus funciones.

 

Tal cual. Adame dio por buenas las escasas manos alzadas en el pleno y Ochoa hizo resonar la campanilla por más que Alfonso Durazo intentaba hablar desde su curul.

 

El “golpe legislativo” estaba dado. La izquierda en pleno abandonó entonces el salón.

 

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CERVANTES APARECIÓ.- A las dos y media de la tarde, Raúl Cervantes llegó al Senado. Ya le habían informado del relajo que se armó en su ausencia y las de los vicepresidentes.

 

El sinaloense explicó que estaba cumpliendo “con un compromiso institucional”, en la conmemoración de los 100 años de los Tratados de Teoloyucan.

 

Él confiaba, dijo, en que uno de los vicepresidentes iba a estar en la sesión de la Permanente. No fue así.

 

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GEMAS: Compungido obsequio del ex presidente Felipe Calderón sobre lo que acontece (desde hace más de una década, por cierto) en su partido, Acción Nacional: “Yo lo que veo es un proceso de degradación y descomposición moral y de corrupción que no sé qué límite pueda tener. Pena y vergüenza, no hay nada más que decir”.