¡Quién lo dijera! Hace un año –el viernes 8 de enero de 2016–, Miguel Ángel Osorio Chong estaba en los cuernos de la luna.

 

Aquel día, el secretario de Gobernación llegó a la XXVII Reunión de Embajadores y Cónsules mexicanos –acompañado por los titulares de la Defensa y de la Marina– con una información que, hasta ese momento, tenía todos los visos de verosimilitud, pero que aún no lograba corroborar: que Joaquín Guzmán Loera podía haber sido capturado de nuevo.

 

Sin decir ni pío al respecto, comenzó Osorio su presentación ante los diplomáticos y miembros de la cancillería –encabezados entonces por Claudia Ruiz Massieu–, aguardando con ansia el resultado del operativo que las Fuerzas Armadas llevaban a cabo en Los Mochis.

 

No transcurrió mucho, cuando le pasaron una tarjeta. El hidalguense se disculpó ante su auditorio, les pidió unos momentos y dijo que volvería con noticias.

 

 

Efectivamente, Osorio Chong recibiría una fotografía que corroboraba la detención del Chapo.

 

En esos momentos aún no se sabía que el arresto del líder del cártel de Sinaloa lo había realizado –casi de manera milagrosa– un agente de la Policía Federal, luego de habérseles escapado a los Marinos y al Ejército.

 

Pero eso era lo de menos. Lo importante era que el Chapo había vuelto a caer, que el ridículo papelón en que quedaron Gobernación y las áreas de seguridad por la espectacular fuga del Chapo del penal de Almoloya (por un túnel), seis meses atrás, era al menos subsanado llevándolo de nuevo tras las rejas.

 

Los diplomáticos irrumpieron con el himno nacional al escuchar la noticia de propia voz del secretario.

 

 

Miguel Osorio Chong revivía en términos políticos. Volvía a la carrera presidencial.

 

El habitante del Palacio de Cobián no tardaría en figurar como el favorito entre los priistas. Más, cuando el padrino del equipo económico, Luis Videgaray, se vio forzado a renunciar a la Secretaría de Hacienda tras la visita a Los Pinos de Donald Trump, hace cuatro meses.

 

Ahora, un año después de aquella Reunión de Embajadores y Cónsules –y en vísperas de la próxima, que inicia el lunes 9–, quien ha resucitado y está de vuelta es Videgaray.

 

Y paradójicamente, será él –el todopoderoso del gabinete, el secretario “transversal”, como lo define José Antonio Meade– quien como titular de Relaciones Exteriores encabece la XXVIII Reunión de Embajadores y Cónsules.

 

El tema central del encuentro, sin duda, será el arribo de Trump a la Casa Blanca y la estrategia que, se espera, exponga el nuevo canciller para lidiar con los embates que ha anunciado contra México –y que ya comenzó a llevar a cabo– el próximo Presidente de los Estados Unidos.

 

Veremos si esta vez los diplomáticos entonan también el himno nacional.

 

 

Por lo pronto, el sube y baja que montan Osorio y Videgaray cambió de posición.

 

GEMAS. Obsequio de Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes: “@SCT_mx revocará conforme a la ley, permisos a transportistas de carga y pasaje que participen en bloqueos de carreteras federales”.