Fue el domingo antepasado (9 de noviembre), en la Quinta Grijalva, en Villa Hermosa, Tabasco.

 

Arturo Núñez acababa de presentar su Segundo Informe de Gobierno en el Centro de Convenciones. De ahí, junto con un buen número de invitados de muy distintas corrientes políticas (no sólo perredistas), enfilaron a la casa de gobierno a comer.

 

Ya en la Quinta Grijalva una mesa se convirtió en la pasarela y centro de atención de los asistentes. Estaban en ella: Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, Amalia García y el anfitrión.

 

El desfile hasta esa mesa, contra lo que pudiera esperarse, no fue para obsequiar y recibir abrazos. Muchos se acercaron a Cárdenas para anunciarle que iban a renunciar al PRD.

 

Incluso le dijeron que le presentarían a él su renuncia; que él era el fundador del PRD y a él, y a nadie más, dirían adiós.

 

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Uno a uno, el ingeniero los escuchó y les pidió que esperaran.

 

No les explicó por qué, ni para qué. Simplemente, con ese su estilo parco, pidió: “espérense”.

 

La idea de “refundar” el PRD se barajó esa tarde en aquella mesa.

 

Como hace 27 años, Cárdenas, Porfirio e Ifigenia veían llegar el derrumbe del partido si no se hacían cambios profundos. Sólo que en aquel entonces se trataba del PRI, en el que ellos militaban. Ahora se referían al PRD, el partido que ellos mismos fundaron tras abandonar al tricolor.

 

Era hora, dirían, de que el michoacano volviera a actuar para tratar de rescatar al partido. No debía permitir que lo destruyeran los “oportunistas” que hoy lo usufructúan. Tenía que actuar. Era el único que podría salvar al PRD, le dijeron.

 

Su legado, el de todos aquellos que fundaron al sol azteca, estaba hundiéndose.

 

Una semana después, el pasado domingo 16 de noviembre, Cárdenas tomó posición: hizo pública una Carta Abierta invitando a la dirigencia actual del PRD a renunciar.

 

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NO A ACUERDOS DE CÚPULAS.- “Usted nos propone renunciar y nombrar una dirigencia provisional…”, leyó Carlos Navarrete. Sugiere que esa dirección se integre con representación regional y de las corrientes de opinión existentes.

 

Bueno, respondió el dirigente del PRD, “sólo hay que decir que de esa manera se ha integrado la actual dirigencia nacional y las 32 dirigencias estatales”.

 

La respuesta del CEN del PRD a Cárdenas no disimuló su molestia y jugó el juego de la “legalidad partidaria”: Que su propuesta sea valorada por el Consejo Nacional el próximo 29 de noviembre.

 

Y además subrayarían, “todos deberemos acatar lo que al final se resuelva. Todo ello para no substituir, como usted lo afirma en su carta, a los cuerpos colegiados por acuerdos de cúpulas”.

 

Ah, pero además consideraron reunirse con el ingeniero en los próximos días “para evaluar juntos el momento por el que atravesamos”.

 

Aunque a decir de Bautista, más bien “vamos a ver qué quiere…”

 

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UNA RESPUESTA RIDÍCULA.- Los mensajes de los cardenistas apaleando a Los Chuchos no tardaron en aparecer. Palabras más, palabras menos, se resumían en esta frase: “La respuesta es ridícula”.

 

Unos preguntaban con sorna:

 

-¿De veras creen que el ingeniero -un hombre que ha mamado la política desde que nació, que respira y transpira política- va a ir al Consejo Nacional a plantear el tema de la renuncia de Carlos Navarrete y de todo el Comité Ejecutivo del partido?

 

Otros reaccionaban con enojo:

 

-¡Por favor!, si el Consejo Nacional es producto del dinero y del apoyo de (Enrique) Peña Nieto…

 

Desde la visión de los cardenistas, la respuesta que leyó ayer Navarrete en la sede del partido -escoltado por Bautista y por el diputado Miguel Alonso Raya- es “no sólo ridícula, sino inaceptable”:

 

A un cuestionamiento de tipo moral, de corrupción, de problemas de credibilidad, “responden con sus trampas de siempre: escondiéndose tras la burocracia que formaron con prebendas y dinero”.

 

¿Y allá quieren que vaya Cárdenas? ¡Nunca va a ir!, sostuvieron.

 

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GEMAS: Obsequio de Cuauhtémoc Cárdenas: “(El PRD) está a punto de disolverse o de quedar como una simple franquicia político-electoral”.