Era la segunda oradora en el mitin. El sol caía a plomo sobre la plancha del Zócalo capitalino. Elena Poniatowska, vestida toda de negro, interrumpió de pronto su lectura frente a aquel mar de banderas de Morena:

 

“Ya hasta aquí…”, alcanzó a decir, al punto de sentir que las fuerzas la abandonaban y desmayar instantes después en plena tribuna.

 

Andrés Manuel López Obrador, Martí Batres, Claudia Sheinbaum, Manuel Bartlett, Bertha Luján, José Agustín Ortiz Pinchetti, Layda Sansores, Jesús Martín del Campo, Jesusa Rodríguez. Todos aquellos que ocupaban espacio en la tribuna se alarmaron. La rodearon.

 

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Hasta el ex gobernador Enrique González Pedrero, que iba y venía de un lado al otro del templete, interrumpió su andar para ver lo que ocurría con la escritora que, como hace 46 años (en 1968), volvía a encontrarse con una historia de estudiantes muertos y desaparecidos.

 

Pasaron dos, tres minutos. Un silencio angustiante inundó la Plaza de la Constitución.

 

Lo último que la recién galardonada con el Premio Cervantes había escuchado antes de desvanecerse fue el grito multitudinario que, por cuadragésima tercera ocasión, se alzó desde el corazón del país: “¡Regrésenlos!”.

 

Y es que la autora de La noche de Tlatelolco inició su discurso poniendo no sólo nombre y rostro a cada uno de los normalistas desaparecidos, sino narrando detalles de cada uno de ellos para hacerlos sentir más cerca:

 

“Dorian González, chaparrito, 19 años, se ve como un niñito y por eso le dicen El kínder; Benjamín Ausencio Batista, 19 años, de Chilapa, le decían El comelón porque una vez se comió todas las galletas; Leonel Castro Abarca es campesino, sueña con ser maestro para sacar a su gente adelante; Marcial Pablo toca la trompeta, quiere ser maestro bilingüe; Israel Caballero…”

 

Por ello, ante cada uno, ante cada pequeña biografía estudiantil, se escuchaba -a propuesta de la propia escritora- el grito de “¡Regrésenlo!”

 

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MUCHO SOL Y MUCHO DOLOR.- Y así, de pronto, el discurso interrumpido. Poniatowska, de 82 años, en el piso -rodeada por sus compañeros-, intentando recuperarse. Y miles en la plaza, con la mirada fija en el templete, aguardando noticias.

 

Pasados algunos minutos que parecieron interminables, Sheinbaum se acercó al micrófono y comentó que antes de iniciar el mitin, la propia Poniatowska le había confiado que estaba “conmocionada, que no podía con esto (la desaparición de los 43 normalistas)”.

 

Pero que se encontraba mejor: “Elenita ya está bien, sólo fue mucho calor”, explicaría.

 

La plaza volvió a respirar. Jesusa Rodríguez concluiría la lectura del texto interrumpido: “Ayotzinapa está destrozado, México está destrozado…Frente al terror sólo queda, como se ha hecho, la unión del pueblo y gritar: ¡vivos se los llevaron/ vivos los queremos!”.

 

Concluida la lectura, Jesusa comentaría de nuevo que Elenita ya se encontraba bien: “Sólo fue mucho sol y mucho dolor”.

 

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NO TODOS SOMOS IGUALES.- Los acontecimientos de Ayotzinapa cambiaron el tono y el rumbo de la concentración de Morena este domingo.

 

La exigencia a la Suprema Corte para que dé luz verde a la Consulta Popular que revocaría la reforma energética pasó a un segundo y hasta un tercer término.

 

Al igual que las fuertes críticas de López Obrador al gobierno actual y a Enrique Peña Nieto, de quien una vez más exigió “su renuncia antes del 1° de diciembre” para que el próximo 7 de julio se elija nuevo presidente de la República.

 

En lo que ayer hizo hincapié el ex candidato presidencial -en mangas de camisa- fue en “aclarar a los tendenciosos”, demostrar que él no es igual a los demás políticos porque “nunca he hecho complicidad con nadie”, sostendría.

 

En el caso del ex presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, recordó que fue en tres ocasiones a Iguala y que en ninguna de ellas -aunque tuvo mítines en la plaza principal- asistió el presidente municipal: “Cuando andan en malos pasos se alejan de nosotros. Tengo que agradecérselo. Nunca me buscó”.

 

Por lo que toca al ex gobernador Ángel Aguirre, mencionó que no lo apoyó porque el guerrerense no aceptó las condiciones que le puso: cancelar la hidroeléctrica La Parota y garantizarles una plaza a los normalistas de Ayotzinapa.

 

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GEMAS: Obsequio de la ex secretaria de Desarrollo Social de Guerrero, Beatriz Mojica: “#Gobernar un estado en periodo de crisis no es un asunto de huevos”.