La visión desde la cúpula del PAN sobre los movimientos de Enrique Peña Nieto en el Estado de México –para la elección de la gubernatura– dista mucho de lo que se rumora en distintas mesas y luce alejado, también, del llamado Pacto de Los Pinos (en el que el PRI reconocería un posible triunfo de Josefina Vázquez Mota).

 

 

Para empezar, en el círculo de Ricardo Anaya lo que ven es un “atrincheramiento” del PRI en el Edomex.

 

 

El hecho de que Alfredo del Mazo Maza haya sido el elegido para abanderar al tricolor –el del Grupo Atlacomulco es no sólo primo de Peña Nieto, sino que es a quien más confianza le tiene el Presidente– es visto por el grupo del dirigente nacional de Acción Nacional como una apuesta total para dejar claro que ésa será la madre de todas las batallas y que no se cederá ni un milímetro.

 

 

Es un tema de posesión desde el centro del poder. Es un mensaje de que van por la gubernatura ¡al precio que sea!” .

 

 

Del Mazo es el propio Peña Nieto: “Está recurriendo a su instinto de sobrevivencia”, consideran.

 

 

Entregar el Edomex “es contrario a cualquier racionalidad, de acuerdo a como se está dando la lógica del poder”, arguyen. El PRI necesita al Estado para tener los reductos políticos con vistas a 2018, incluso para llegar en un momento dado a buscar un pacto de impunidad.

 

 

El Estado de México no es despreciable para ninguna fuerza política, y el PRI no lo va a soltar, mucho menos a regalar vía un pacto.

 

 

El escenario actual muestra que la elección se está terciando entre el PRI, PAN y Morena. “Si todos tenemos la idea de que podemos conseguir la gubernatura, ¿por qué la vamos a ceder…? Ésa es una interpretación perversa para debilitar al partido…, por donde la veas”.

 

 

Moreno Valle Vs. Anaya.- En cuanto a qué va a pasar en las filas blanquiazules y quién se va a quedar finalmente con la candidatura en el Estado de México…, la respuesta hoy en día sigue siendo ésta: “El camino es aún largo y difícil”.

 

 

El dilema de Acción Nacional está en “cuadrar” bien la elección, blindar su proceso (hacerlo competitivo y sólido) y desplegar una campaña con unidad real, efectiva.

 

 

Y eso es exactamente lo difícil para el PAN, pues la batalla por 2018 tiene como estación central a 2017. Y, sobre todo, el Edomex –la entidad más importante en juego–, pues ahí se enfrentan en serio las fuerzas del presidente del PAN, Ricardo Anaya, y del ex gobernador poblano Rafael Moreno Valle.

 

 

El ex priista busca hacer del Edomex su cabeza de playa para 2018. Si no como candidato presidencial, sí al menos como punto de negociación –con el PAN o con el PRI–, según se dé el caso.

 

 

Su candidato para el gobierno del Estado de México es Ulises Ramírez Núñez, quien tiene el control de la estructura panista en la entidad y cuya fama caciquil y de corrupción trasciende el estado.

 

 

Moreno Valle, no lo olvidemos, es enemigo cantado de Josefina Vázquez Mota y fue el promotor –desde el lado del PAN– de que no hubiera alianza con el PRD.

 

 

GEMAS. Llamado –a panistas y perredistas– de Delfina Gómez Álvarez, precandidata de Morena al gobierno del Edomex: “Sin que renuncien a su militancia partidista, sin que abandonen los principios de su partido, pueden estar y caben perfectamente en este gran movimiento que me toca encabeza, y el que los requiere sin condición alguna”.