El texto de Juan Molinar Horcasitas sobre Felipe Calderón es impactante. No sólo por las cosas que narra del ex presidente de la República, sino porque termina por corroborar lo que hace 19 años Carlos Castillo Peraza advirtió-profetizó para Calderón:

 

“Tu naturaleza, tu temperamento es ser desconfiado hasta de tu sombra. Si te dejas llevar por ése, entonces no te asustes de no contar ni con tu sombra”.

 

EFE_Calderon

 

En un intenso escrito de siete cuartillas –titulado Las rutas políticas de Calderón y Madero–, el ex secretario de Comunicaciones, ex director del Seguro Social y actualmente al frente de la Fundación Rafael Preciado del PAN, responde a las críticas de Calderón al partido.

 

Declaraciones, apunta Molinar desde el primer párrafo, que demuestran que Calderón “aún insiste en imponer su voluntad por encima de los panistas” y sigue su patrón de conducta: “controlar las organizaciones a las que él pertenece está en su naturaleza’”.

 

Reseña el chihuahuense la actitud de Calderón como presidente de la República frente al PAN, su impulso a dos presidentes nacionales cercanos a él (César Nava y Germán Martínez):

 

Esta injerencia –reconoce Molinar– no es en sí misma perversa ni indebida, y de hecho es deseable y virtuosa, si el presidente de la República, como líder informal del partido, colabora respetuosamente con el liderazgo formal, institucional, de la organización.

 

Pero no fue el caso: “Fueron muchos los episodios en los que Felipe Calderón trató de manera irrespetuosa o incluso abusiva a los líderes partidarios que se reunían con él.

 

“Desde la perspectiva de Calderón, el partido le pertenecía al presidente”, describe Molinar.

 

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ENCONO HACIA MADERO.- Desde el momento en que el panismo no postuló a Ernesto Cordero como su candidato presidencial, Felipe Calderón escaló el conflicto con Gustavo Madero (quien había sido electo dirigente nacional de Acción Nacional contra su voluntad).

 

De hecho, cuenta Molinar, desde esa época –y no en la declaración de Davos– empezaron las amenazas secesionistas de Felipe Calderón. La primera vez que amenazó abiertamente con formar otro partido fue precisamente tras la derrota en la elección presidencial.

 

Después de ese episodio, Calderón intentó imponer a Cordero como presidente nacional del PAN. No pudo: Entonces, la animosidad de Calderón en contra de Gustavo Madero escaló hasta niveles de encono.

 

“Tres reveses consecutivos debieron ser suficientes para que Felipe Calderón entendiera que, efectivamente, el PAN es su casa, pero que también es la casa de los demás panistas y que en ella manda la mayoría, como en cualquier democracia. No fue así: mientras más perdía, más se enconaba”, cuenta.

 

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FELIPE DIVIDE Y DISCRIMINA.- La historia que los calderonistas cuentan con cierto éxito afuera del partido es la de “una imposición autoritaria”. Pero lo cierto, refiere Molinar, es que el “poder de Madero” es producto de la agregación y la incorporación de líderes panistas en todos los estados y en todos los niveles:

 

“El ‘poder de Madero’, que tanto escandaliza a quienes se autoexcluyeron, es fruto del pluralismo y la inclusión. Esto no lo concibe el modo de actuar político de Felipe Calderón que se ha reducido y enconado hilando derrota tras derrota, tras derrota”.

 

En cambio, Calderón “ha perdido una tras otras porque ha hecho lo contrario: dividir, discriminar entre los panistas ‘auténticos’, los que siempre acatan sus decisiones, y los ‘impuros’, los que no siempre coinciden con él.

 

“Esa –concluye Molinar Horcasitas– es la ruta del aislamiento y el rencor”. Y es la que ha tomado Calderón.

 

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GEMAS: Obsequio del procurador Jesús Murillo Karam: “Los estudiantes normalistas (de Ayotzinapa) fueron privados de la libertad y la vida y aventados al río San Juan. Esa es la verdad histórica”.

 

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