El tono era de esperarse: plagado de florituras lingüísticas y mentadas de madre.

 

Difícil que fuera de otra manera con Fernando Belaunzarán –uno de los Galileos mayores- como moderador y teniendo como invitados a Brozo, a Mauricio Merino y a Emilio Álvarez Icaza.

 

Desde el arranque lo advirtió el ex ceuista: “Éste es un diálogo memorable… ¡casi orgásmico!”.

 

Y bueno, algo así fue para muchos de quienes atiborraron el salón Porfirio del Hotel Geneve, desde cuya primera fila reían abiertamente los perredistas Guadalupe Acosta, René Arce y Miguel Alonso Raya.

 

Temas entrecruzados, un poco al garete, arrebatándose la palabra incluso entre los invitados.

 

Abrió Merino, el doctor en ciencia política: el peligro que corren todos los documentos históricos de nuestro país si llegan a ponerse en manos de la Secretaría de Gobernación fue lo primero que advirtió: “¡Que no se roben nuestra memoria histórica!”, pidió.

 

La seriedad del planteamiento del ex consejero del IFE no tardó en apagarse ante la elocuencia y los arrebatos de Brozo: “Estamos diseñados para ser hijos del melodrama…, de Sarita García… ¡no es cierto, todos somos unos hijos de la chingada; la diferencia es el sistema!”.

 

Álvarez Icaza no tardó en incorporarse: mañana se cumplen cinco años de que dos campesinos ecologistas salieron de una reunión con Javier Sicilia y conmigo y en el camino fueron detenidos por policías municipales que los entregaron a unos narcos de la región. Lo denunciamos. Fuimos con el gobernador, con el procurador, con el jefe de la zona militar. ¡No aparecieron!

 

¿Y se llaman a sorpresa con lo de Ayotzinapa? ¡Que chinguen a su madre! ¡Nada es nuevo!”, soltó el ex secretario de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

 

El tono de la mesa quedó instalado. Al fondo del salón, de pie –mucha gente no alcanzó lugar-, Nacho Cobo y José Ramón Martel escuchaban aquella conversación cuyas palabras se arrebatan unos y otros.

 

Brozo añadió: “¡Toda la verdad histórica (sobre Ayotzinapa) se la tuvo que tragar (Jesús) Murillo y ahí está eructando!…”.

 

Belaunzarán apuntó: “Lo mismo (perversidad en el Congreso) está pasando en Derechos Humanos. Estamos viendo una militarización creciente que quieren legalizar sin contrapesos”.

 

Icaza agregó sarcástico: “Espero que dentro de diez años –los mismos que lleva la Guerra de Calderón– los militares no vengan a decirnos que no tienen autoridad para hacer lo que hacen. Freud habría dicho: a ver, hábleme de eso…”.

 

Picotearon temas por aquí y por allá, fue sobre la política y el papel de la sociedad.

 

Para Merino, la política “es reivindicable”, se puede apelar a las personas, a lo “afectivo” y falta organizar políticamente a la sociedad; para Icaza hay que “desafiar”, desde la sociedad civil, a los que están tomando decisiones; y para Brozo, los partidos simplemente “no pueden estar en la foto del día que cambie todo”.

 

GEMAS. Obsequio de Emilio Álvarez Icaza: “¿En qué pensaba Enrique Peña Nieto cuando invitó a Donald Trump? ¡En cómo hacer que Trump ganara!”.