No cabe duda de que están saliendo algunos “salvavidas” para la economía mexicana que podrían ayudar a que el proceso de menor crecimiento para 2017 sea menos “rudo” o “difícil”. Por ejemplo:

 

1. El Banco de México estaría dando el remanente por un estimado de 550 mil millones de pesos, del cual 70% servirá para reducir la deuda y ayudar con el ajuste al gasto a limitar un mayor endeudamiento, una de las variables críticas para las calificadoras crediticias.

 

2. La licitación de aguas profundas con un otorgamiento de 80% de los campos licitados, más la asociación de Pemex con la australiana BHP Billiton para la explotación del campo Trion dan un “voto de confianza” a México, sobre todo a la inversión extranjera directa que estará alcanzando en 10 años un monto de 41 mil millones de billetes verdes, que por año representaría en promedio cuatro mil 100 millones de dólares, equivalente a 13% del promedio actual.

 

3. Con el acuerdo de la OPEP para reducir la producción diaria en 1.2 millones de barriles en el primer semestre de 2017, la expectativa de cotización del West Texas Intermediate (WTI) sería entre 45 y 60 dólares. Ello podría ayudar a que el precio promedio diario de la mezcla mejore respecto a los 35 billetes verdes de este año. En caso de que dicho promedio supere los 42 dólares, habrá un beneficio monetario adicional al gobierno.

 

4. Mejora en la actividad económica de Estados Unidos. En ese sentido, si la economía americana muestra condiciones para crecer por arriba de 2.0% anual en 2017 como todo parece indicar, es probable que finalmente la producción industrial mexicana empiece a despertar y, en ese caso, ayudaría al mercado exportador mexicano.

 

Si lo vemos, no todo es negativo. No obstante, la incertidumbre afecta a la confianza. Todos estos elementos quedan sujetos, al menos por un tiempo, a lo que finalmente será la relación bilateral con Estados Unidos en la siguiente administración de 2017 a 2020, cuando menos.

 

Se dice que Trump podría moderarse respecto a las formas contundentes de manifestar lo que quiere. Más bien, es probable que aunque quiera, seguramente entre el Congreso, las empresas y gobernadores de estados ligados a la actividad comercial con México se manifestarán evaluando los riesgos inherentes a las compañías y empleados americanos, lo que sí podría moderar es el tono y agresividad para la revisión y cambios en el TLC, en las remesas familiares y, en menor medida, en las deportaciones.

 

Así, vemos un primer semestre más difícil y complicado que un segundo semestre de 2017, en el que ya se sabrá la forma y fondo de la relación entre ambos países, lo que ayudará a detectar oportunidades y riesgos de sectores y empresas en la economía.

 

Se podrá valuar mejor los riesgos y oportunidades en los mercados financieros, llámese tipo de cambio, tasas de interés y mercado accionario.

 

Hoy, lo que vemos es que existen oportunidades en otros países de Latinoamérica como Brasil que estará saliendo de su recesión y con un proceso de cambio político que reducirá indudablemente el tema de corrupción. Otras economías como Perú y Colombia, que aunque son de tamaño más pequeño, reflejan una mejor alternativa de inversión.