La semana pasada, la Cámara baja en los Estados Unidos derogó la Ley Dodd-Frank, promulgada en 2010 por el presidente Obama, para evitar una nueva crisis financiera por abusos en los mercados de crédito, como la que se desató en 2008.

 

 
La Ley Dodd-Frank reforzó las exigencias de capital de respaldo a los bancos, los obligaba a llevar a cabo test de resistencia en forma anual para mostrar su fortaleza y prohibía a las instituciones financieras dedicarse a actividades de alto riesgo con el dinero de sus clientes.

 

 
La nueva propuesta de ley, conocida como Ley de Opción Financiera, neutralizaría esos requisitos y también acabaría con la Oficina de Protección Financiera del Consumidor, una agencia creada para defender los derechos de las personas ante los abusos de las entidades financieras; fue aprobada por la Cámara baja el 8 de junio pasado con 233 votos a favor (todos republicanos), 186 en contra y 11 abstenciones.

 

 
No obstante, el proyecto de ley tiene pocas posibilidades de ser aprobado en su formato actual en el Senado. A pesar de estar dominado el Congreso por los republicanos, a una parte importante de los conservadores no les gusta la idea de una eliminación drástica de controles considerados por los más importantes economistas del país como unas regulaciones necesarias para evitar una crisis financiera como la ocurrida a finales de 2008, la mayor en 80 años. Seguramente la bancada demócrata también hará pesar su voto.

 

 
Sin embargo, en el mercado accionario, el sector financiero logró reaccionar y ayudar al Dow Jones a registrar nuevos máximos históricos, dejando a un lado la toma de utilidades fuerte, pero necesaria en el mercado de tecnología, el Nasdaq.

 

 
La Fed, en acción

 
Este martes y miércoles se reúnen los miembros de la Fed para decidir el rumbo de la política monetaria. Hoy vemos que tanto el ritmo de creación de empleos como el propio aumento de la inflación han empezado a moderarse. Sin embargo, las condiciones actuales en este segundo trimestre del año muestran una mejoría en su crecimiento económico que seguramente llevarán a decidir sobre un aumento en la tasa de interés en 25 puntos base para ubicarla en 1.25%.

 

 
La pregunta es si en septiembre decidirán un nuevo incremento o estarán esperando condiciones de una mayor consistencia para elevar otros 25 puntos hasta diciembre. Eso lo sabremos tanto en el comunicado como en la propia conferencia de la presidenta del organismo, Janet Yellen.

 

 
Es por eso que estamos viendo que la presión de los instrumentos de la curva media-larga en Estados Unidos es limitada. Si la inflación tiene condiciones de mayor estabilidad para ubicarse en términos anuales entre 2.0 y 2.5%, seguramente la presión de alza se moderará y sería hasta finales de año la siguiente posible alza. Éste sería nuestro escenario de mayor probabilidad de ocurrencia. Sin embargo, si las condiciones de presión sobre la inflación son consistentes llegando a niveles de 2.5% o más, no hay duda que sería en septiembre próximo.

 

 
Mientras tanto en Europa

 
Las elecciones en Reino Unido marcan un escenario donde la población sigue muy dividida y con grandes dudas sobre los riesgos y/o beneficios del Brexit. Sabemos que será un proceso de larga duración. En contraparte, en Francia todo apunta a que Macron podrá llevar una administración bien planeada que genere valor real a su país en términos económicos y políticos.