También resultó cantarín. Sobre todo si se trata de mandar mensajes de que ‘hice lo que tenía que hacer a mi manera’ y de ‘estoy bien-me voy bien’. No es una casualidad que ‘se haya filtrado’ en you tube el video en el que el ex Comisionado para la Seguridad y Desarrollo Integral de Michoacán, Alfredo Castillo se despide del cargo cantando, muy apasionado “A mi manera”…

 

Está bien. Ya se va. Y se va como llegó: de forma controversial, como también fue su gestión de un año y siete días en una de las posiciones más relevantes para una entidad en donde las contradicciones entre crimen organizado-autodefensas-policías rurales-gobierno fueron y son el ‘pan suyo de cada día’ y en donde los michoacanos de trabajo tienen que convivir y vivir con el “¡Jesús!” en la boca, sobre todo en las zonas contaminadas por la violencia.

 

Y así como Felipe Calderón inició su lucha anticrimen y anti narcotráfico en su tierra michoacana apenas al iniciar su gestión como presidente de México, así el actual presidente de México, Enrique Peña Nieto mandó en enero de 2014 a un funcionario que ya había trabajado con él como procurador y con quien solucionó de forma extraordinaria –por lo extra-ordinario- el caso de la niña Paulette en marzo de 2010, en Huixquilucan, Estado de México.

 

Pues nada, que el presidente Peña Nieto tiene en alta estima al señor Castillo y, por lo mismo, le hace encargos, digamos, atrevidos. Así que lo mandó a Michoacán a tratar de solucionar la crisis de la entidad en donde hace mucho se asentaron grupos violentos como La Familia –luego Los Caballeros Templarios- y más y en donde la confrontación entre grupos no sólo del crimen organizado, sino también de grupos de autodefensa crearon un ambiente irrespirable en zonas muy identificadas.

 

El empuje presidencial con el que llegó Castillo hizo que llegara ahí en tono más de arrogancia y autoridad que de colaborador del gobierno estatal. Y por lo mismo imponía, decidía, mandaba, ordenaba por encima del gobierno estatal y sus instituciones.

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Foto: Cuartoscuro

 

Su relación con los gobernadores Fausto Vallejo, el interino Reyna García fueron tirantes siempre. Esto no le caía bien a los michoacanos, ni a la clase política ni a la clase empresarial y mucho menos a los ciudadanos de a pie que veían que su gobierno no era el que habían elegido… Castillo, no obstante, confrontaba. Cuentan que Reyna García daba mantazos sobre el escritorio y le lanzaba indignados reclamos a Castillo: “¡Aquí no se hacen así las cosas, muchachito…!”.

 

‘Al término de una reunión el 4 de abril de 2014 en la que estuvieron delegados federales, el ex secretario de Gobierno, Reyna Castillo, recibió una llamada del gobernador Vallejo para que se presentara de inmediato a la Casa de Gobierno de Michoacán…

 

‘Jesús Reyna fue recibido en el despacho del gobernador por el propio Vallejo, el procurador Jesús Murillo Karam y Alfredo Castillo, quienes l dijeron que estaba en calidad de presentado derivado de una investigación por sus presuntos vínculos con el narcotráfico…”. Naturalmente anuló al gobernador interino y ex rector universitario Salvador Jara Guerrero.

 

Castillo operaba y negociaba. Gobernaba. Estimuló a los dirigentes de la autodefensa, como José Manuel Mireles Valverde –de quien ahora dice que ‘quería adueñarse del estado, del país y del mundo entero’-; e Hipólito Mora… Más tarde fueron detenidos y sujetos a proceso por presuntos delitos vinculados con la violencia en la entidad.

 

Castillo no pedía permiso para nada. El Zar de Michoacán, o el Virrey, le decían. En todo caso su gestión es controversial porque por un lado mostró los vínculos del crimen organizado con autoridades, la corrupción y estableció los límites de la colusión, por otro lado no logró ganar la confianza social en su seguridad y…

 

“No supo articular una estrategia de Estado para combatir una guerra de baja intensidad, acrecentó el problema de la inseguridad en Michoacán, al legitimar en la primera fase a los grupos de autodefensa, además no pudo ganar la confianza de los actores políticos locales, dígase partidos políticos, empresarios o sociedad civil”, dice  el especialista Gerardo Rodríguez.

 

Como quiera que sea Castillo estaba muy desgastado, aunque el triunfalismo federal diga lo contrario. Su arrogante comparecencia ante legisladores mostró a un funcionario por encima de todo. La animadversión local y federal ya estaban en la puerta y la oportunidad para retirarlo del desastre fue que están enfrente las elecciones de junio de 2015.

 

Otra etapa militarizada comienza ahora en Michoacán. El general Felipe Gurrola Ramírez, quien se ha desempeñado como comandante de Brigadas de Fuerzas Especiales en áreas de alto impacto del narcotráfico en México le dará al nuevo momento un tono menos político pero sí de mayor confrontación y dureza en contra de la violencia en Michoacán. Ya veremos.

 

Por ahora a Castillo se le quita un peso de encima, una responsabilidad de la que se conocerá poco a poco el alcance y profundidad, sus negociaciones y, por supuesto, su herencia… “a su manera”.