El alcalde de Miami, Tomás Regalado, entregó hoy una llave simbólica de la ciudad a Miguel Bernal, un trabajador agrícola guatemalteco, para reconocer la contribución de las diversas comunidades de inmigrantes a la economía, la cultura y el tejido social de la ciudad.

 

Bernal fue uno de los migrantes que fueron reconocidos en el recinto Wolfson del Miami-Dade College, en el marco de las conmemoraciones del Día Internacional de los Trabajadores que se realizaron en todo Estados Unidos con protestas y marchas contra las medidas migratorias del presidente Donald Trump.

 

Regalado, cuyos padres lo trajeron de Cuba de pequeño, dijo que esa llave reconoce a todos aquellos que han hecho de Miami una ciudad de inmigrantes, con 62 por ciento de sus residentes nacidos en el exterior.

 

Recordó que la ciudad fue fundada en julio de 1896 y que la mitad de los pobladores eran inmigrantes.

 

“En este país todos somos inmigrantes”, subrayó el funcionario quien estuvo acompañado por el arzobispo de Miami, Tomas Wenski, con el reconocimiento de la Iglesia a la lucha de los inmigrantes.

 

María Rodríguez, directora de la Coalición de Inmigrantes de Florida (FIC) destacó la contribución de los inmigrantes “en este momento difícil por las deportaciones y la retórica antiinmigrante”.

 

Regalado ha reiterado su compromiso con mantener una urbe “diversa” e “inclusiva” abierta a inmigrantes pese a las políticas del presidente Trump, y asegurdo que la ciudad asumirá roles de protección social si es necesario frente a los recortes.

 

El alcalde del condado Miami-Dade, Carlos Giménez, eliminó en enero pasado una política por la que había sido incluido en la lista del Departamento de Justicia de territorios que “limitan o restringen la cooperación” con autoridades migratorias, bajo las reglas del presidente Trump contra las ciudades santuario.

 

Como parte de las protestas contra la política antiinmigrante de Trump, decenas de personas se manifestaron frente a la alcaldía de la comunidad agrícola de Homestead, y varios comercios cerraron en solidaridad con los manifestantes y muchos trabajadores agrícolas no asistieron a sus trabajos en protesta.

 

“Estamos cansados de ser acosados y perseguidos por los políticos, la migra y la policía local, y queremos recordarles nuestro poder porque parecen haberse olvidado. ¿Qué pasaría si cada inmigrante es detenido y deportado en nuestra comunidad? Una catástrofe económica”, dijo Francisca Santiago, del Movimiento Cosecha.

 

En otras ciudades de Florida como Apopka, y Arcadia estaba señaladas protestas, y más de 40 ciudades en todo el país participaban en este día nacional de acción llamado ¡Vamos Pa’lante!

 

aarl