La violencia es un factor de riesgo en las actividades humanas, generalmente se desprende de conductas antisociales que degeneran en actos delictivos. Esto se vuelve evidente en los meses y días recientes en que una serie de actos violentos, aislados uno de otros, se convierten en reflejo de lo que está sucediendo en nuestra sociedad. Por ejemplo, el 15 de mayo de este año, un sujeto agredió a un clérigo en la catedral, afortunadamente éste no perdió la vida; el 14 de abril de 2017, una mujer arrojó a su propia hija a las vías del metro lanzándose después ella misma; el pasado 23 de mayo, una mujer a bordo de su vehículo arrollo a elementos de la policía por tratar de huir al haber incumplido con el Reglamento de Tránsito poniendo en riesgo la vida de los elementos policiacos; el pasado sábado 27 de mayo, Francisco Javier Meza García, padre de familia, honorable elemento policìaco, ejemplar y valeroso perdió la vida por intentar detener a unos asaltantes de un taxi.

 

Más tarde el mismo día en la delegación Milpa Alta, una turba de más de trescientas personas agredió a una patrulla y elementos policíacos para quitarles a un detenido por motivo de robo de vehículo, la multitud por propia mano quería hacer justicia. Esto llevo a realizar operativos en la zona para sofocar la acción. Sumado a todo esto, están los múltiples casos de violencia intrafamiliar, de maltrato animal, y sobre todo la violencia utilizada por los entes criminales para realizar sus conductas.

 

De los datos referidos, todos ellos realizados en distintas geografías de esta ciudad, por perfiles diferentes, desde madres, hombres jóvenes, mujeres, y grupos de personas; la violencia con que realizaron distintos actos tenía como común denominador lesionar o quitar la vida. Lo que nos da cuenta del fenómeno social, en que nos encontramos en el presente, primero en la poca valoración hacia la vida misma, el respeto por terceros y el absoluto desconocimiento de las consecuencias legales de sus conductas, dolosas o culposas. En lo que va del año catorce policías han sido atropellados y doce han perdido la vida en cumplimiento de su deber, lo único que pretendían era establecer el orden y la paz pública, asimismo muchos de ellos enfrentaron a la delincuencia con valor en las calles para defender a la gente. ¿Qué paradoja que algunos hayan perdido la vida o sean agredidos o atropellados por las personas a quienes sirven?

 

La pérdida del sentido de solidaridad social, el encono, la falta de conocimiento de lo legal, la omisión de la ética personal y colectiva y la exacerbación de la violencia, son hoy materia de preocupación para las áreas de seguridad; debemos restablecer y reparar el tejido social participando desde el núcleo familiar, debemos propugnar por inhibir la violencia, en juegos de video; del cual era fanático el sujeto que apuñalo al sacerdote a grado tal de tatuarse el símbolo de un juego en el pecho; inhibir la violencia en series de televisión en donde la tortura, golpes, uso de armas y apología de la delincuencia, transtorna la percepción de la realidad en los individuos y las aspiraciones de los jóvenes; debemos inhibir la violencia en la información de lo que ven nuestros niños, jóvenes en sus equipos de cómputo, como el reto de la ballena azul para auto infligirse un daño, debemos estar más alertas y no creer todo lo que dicen las redes sociales, en ocasiones manipuladas por grupos e intereses políticos para golpear y criticar a través de temores sociales, ejemplo de esto son los casos donde hablan en redes sociales de muertos y lesionados en eventos masivos, inclusive con imágenes de otros países y de otros momentos sin que hubiese sucedido nada.

 

 

Para inhibir la violencia y la inseguridad debemos comunicarnos como individuos, primero con nuestras familias, respetar valores, fomentar lo legal, impedir que información falsa y violenta transtorne a nuestros niños y jóvenes.

 

Después acercarnos a las autoridades, a la policía de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, denunciando desde temas de ciberdelincuencia hasta datos de posibles delincuentes o actos delictivos en proceso, de manera conjunta se logrará disminuir la violencia. No es necesario que nos hagan creer que estamos en riesgo o que están afectadas nuestras vidas, perdiendo con ello la capacidad de disfrutar, en una Ciudad en la que día a día más de veinte millones de seres humanos realizan sus actividades de manera legal, armónica y pacífica.

 

La policía en defensa de la sociedad.