LONDRES. Con instalaciones elaboradas a partir de materiales antiguos o desechados, el artista chino Ai Weiwei expone en la Royal Academy of Arts de Londres su arte más contestatario, con el que denuncia y desafía a las autoridades chinas.

 

El museo exhibe a partir del día 19 varias obras creadas por el disidente chino tras su regreso a China en 1993, cuando empezó a trabajar con materiales tradicionales, como la madera, la porcelana, el mármol o el jade, para transmitir sus ideas.

 

A raíz de la gran transformación tecnológica que experimentaba su país, Ai recuperó materiales que eran desechados para construir instalaciones sin modificar su calidad original, como es el caso de “Mesa con dos patas en la pared”, una pieza con la que modifica la posición de una mesa antigua sin cambiar la materia prima.

Foto: EFE
Foto: EFE

 

Como parte de esta serie con madera, Ai exhibe “Grapes” (uvas), una obra formada por 27 taburetes de la dinastía Ching superpuestos, pero que desafían la gravedad al crear una pieza de aspecto acrobático ya que solo un banquillo tiene contacto con el suelo.

 

En la sala más grande de la Royal Academy, Ai ha colocado una de sus instalaciones más famosas, la dedicada al terremoto que azotó la provincia de Sichuan en mayo de 2008 y que provocó numerosas víctimas, muchas de ellas niños, y graves daños materiales.

 

Asombrado por el alcance de la destrucción de unos colegios y la negativa de las autoridades chinas a facilitar información sobre las víctimas, Ai utilizó esta experiencia para crear una instalación a partir de 200 toneladas de barras de metal retorcidas que compró de manera clandestina para hacerlas transportar a su estudio en Pekín.

 

Ai hizo estirar las barras a mano, una por una, hasta conseguir su formato original, las colocó una al lado de la otra y en las paredes que rodean la instalación colocó los nombres y las fechas de nacimiento de los cientos de niños muertos en el seísmo.

 

El comisario de la muestra, Adrian Locke, dijo a Efe, con motivo de la presentación de la exhibición a la prensa, que el arte de Ai representa “muchas cosas” y es “inmensamente original”, inspirado en el pasado de China, pero también “muy político”.

 

A la vista del interés que Ai Weiwei generaba entre los artistas tras su regreso a China, las autoridades municipales de Shangai le pidieron en 1999 que construyera un estudio en el distrito de Jiading que ellas mismas financiarían, pero tras quedar completado las autoridades federales le comunicaron que se había hecho sin el permiso correspondiente y ordenaron su destrucción.

 

Pese a todo, el artista, de 58 años, consiguió recuperar algunos de los materiales utilizados en esa construcción para montar la obra “Recuerdo de Shangai”, como ladrillos y rejas, para hacer una pequeña réplica del edificio.

 

Otro de los materiales seleccionados es la porcelana, con la que Ai ha creado “Fragmento”, un obra que parece un jardín pero rodeado de cámaras de seguridad, también hechas en porcelana, con las que busca comunicar el alcance del control estatal en su país.

 

En otra sala también hay piezas en jade, como unas esposas, que hacen referencia a su detención en China en 2011 y a la falta de libertad de expresión y la censura estatal.

 

Ai también ha utilizado su detención y los interrogatorios a los que fue sometido por las autoridades en 2011 -durante 81 días- para crear una instalación formada por seis pequeños recintos, que simulan celdas, y en su interior ha colocado unos muñecos, uno de ellos una réplica de él mismo, y los otros son guardias.

 

Así, en un cubículo se pude ver a Ai mientras comía y en otro se le ve sentado, pero esposado a la silla mientras dos guardias chinos le interrogan y toman nota en un ordenador.

 

Locke admitió que esta exhibición ha sido especial para el artista porque han pasado cinco años desde que trabajó en una muestra en el extranjero “de este nivel” y “de la complejidad” que ha supuesto montar estas instalaciones.

 

Ai Weiwei ha podido viajar a Londres para esta exhibición, que estará abierta al público hasta el próximo 13 de diciembre, después de que las autoridades chinas le devolvieran recientemente el pasaporte tras cuatro años sin ese permiso.