De la crisis financiera global, cuyo impacto más cercano y doloroso se concretó a finales de 2008, se derivan como en cascada otros signos de descomposición y pérdidas multidimensionales que atraviesan y urden por todo el entramado, real, biológico y hasta en lo simbólico e imaginario de nuestros procesos civilizatorios (políticos, sociales, económicos y culturales).

 

La más transversal y fundamental de estas crisis es la del agua que, si bien se trata de un recurso que se mantendrá en el planeta en la misma cantidad, es en su calidad donde se sufren las mayores pérdidas y, sobre todo, es en la cuestión de la cobertura donde estriba uno de sus más importantes problemas.

 

“Dios da el agua pero no la entuba”, solían repetir las autoridades encargadas de la administración de los recursos hídricos  de la ciudad y del país en diversas campañas de concientización mediática de la población para ahorrar el líquido y hacer un uso más inteligente y responsable.

 

En estos días, científicos de diversas universidades e institutos tecnológicos, funcionarios de varias dependencias de los tres niveles de gobierno, así como ciudadanos en general participan en un par de foros de discusión con una premisa común relevante: qué y cómo prevenir, atender y enfrentar con el conocimiento científico la cuestión ambiental y del agua en la urbe y la nación.

 

Uno de estos actos es el Foro Nacional del Agua que inició el pasado lunes 23 de abril y que continuará el resto de la semana en las instalaciones del Foro Consultivo Científico y Tecnológico AC. Participan también en esta iniciativa organizaciones como el Consejo Nacional de ciencia y Tecnología (CONACYT), la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) y el plan de trabajo está dividido en cuatro grandes campos de discusión de problemas y propuestas de solución: Cuencas y acuíferos en equilibrio; Ríos limpios; Cobertura universal y Asentamientos seguros frente a inundaciones catastróficas.( http://bit.ly/eqc5Jq)

 

El delicado equilibrio entre la disponibilidad del agua en cuencas y mantos está en entredicho, y estos temas pasan necesariamente por la revisión de nuestras prácticas y usos de los recursos hídricos en superficies de riego tecnificado, la gestión y administración de cuencas, así como lograr la autonomía para reciclar el agua de las cuencas y acuíferos a los usos industrial, campesino y urbano, tratamiento y uso, a fin de lograr el balance entre disponibilidad y consumo.

 

Asunto de no menor importancia es la calidad del agua. En nuestro país casi ya no quedan ríos limpios. Tienen agua, sí, pero en su mayor parte está contaminada por basura y desperdicios químicos, industriales, además de una deficiente operatividad de los organismos encargados de garantizar su tratamiento.

 

Por otra parte, aunque el derecho al agua es una prerrogativa universal, en México poco se ha hecho para que este postulado se convierta en una realidad. Cada vez es más costoso y difícil traer agua para surtir y satisfacer el consumo de las urbes. La construcción de redes y facilitar su conexión son dos retos que hoy concentran los mayores esfuerzos de las autoridades correspondientes.

 

Y luego, está el asunto de los eventos extremos que tienen que ver con el agua: inundaciones y sequías. Desde la ciencia y la tecnología se realizan interesantes y apremiantes esfuerzos por armonizar en nuestro favor la incidencia anual de huracanes y sequías.

 

El segundo foro que se lleva a cabo en el Distrito Federal es la Muestra de Proyectos Ambientales de tu ciudad, donde científicos, investigadores y expertos de diversas instituciones presentan prototipos para ofrecer solución a múltiples problemas de sostenibilidad y sustentabilidad metropolitana.

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