AGEn un par de semanas más -el 7 de octubre-, el Instituto Nacional Electoral (INE) dará el banderazo oficial de salida para que comience el proceso electoral que culminará el domingo 7 de junio de 2015 con las elecciones intermedias en las que se renovarán, entre otros cargos, la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión; 17 congresos estatales; 887 presidencias municipales; 16 delegaciones del Distrito Federal además de su Asamblea Legislativa, así como los puestos titulares del Poder Ejecutivo de nueve estados de la República.

 

Los diez partidos nacionales con registro son en estos momentos calderas a punto de reventar, porque la “clase política” tiene varios meses trenzada en batallas campales en pos de las candidaturas en juego que tendrán que definirse antes de que concluya el presente año. El próximo anuncio oficial del INE no será más que un obligado requisito legal, porque extraoficialmente el proceso electoral en el interior de los partidos está a todo lo que da… nada más que, en la mayoría de los casos se desarrolla en lo oscurito, en lo os-cu-ri-to.

 

Uno de los estados que elegirá gobernador o gobernadora en 2015 es Nuevo León, y en ese caso está rota la tradicional regla de oro de la guerra interna “en lo oscurito” porque quienes buscan las candidaturas, particularmente militantes priistas, están jugando un póker abierto. Las cartas del PRI -las muchas, demasiadas cartas- ya están sobre la mesa.

 

No es nuevo, por supuesto, el fenómeno de la multitud de aspirantes a las candidaturas partidarias, pero sí es inusual lo que sucede en el PRI en el caso de Nuevo León: que la pelea entre las y los suspirantes se esté librando a plena luz del día.

 

Buscan la candidatura del PRI para Nuevo León -estado gobernado por el priista Rodrigo Medina de la Cruz-, las senadoras Cristina Díaz Salazar, Marcela Guerra Castillo e Ivonne Álvarez García (primero las damas); el secretario de Economía del gabinete presidencial, Ildefonso Guajardo Villarreal; dos colaboradores del actual gobernador: el jefe de la Oficina Ejecutiva del gobierno del estado, Jorge Domene Zambrano y el secretario de Desarrollo Social, Federico Vargas Rodríguez, además de dos diputados federales: Javier Treviño Cantú y Héctor Gutiérrez de la Garza.

 

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Si la candidatura priista nuevoleonesa se va a decidir con base en la sacrosanta tradición política del dedazo presidencial, entonces nada ni nadie podrá hacerle frente a la designación de Ildefonso Guajardo… siempre y cuando el secretario cuente en realidad a la hora buena con el apoyo de su jefe, Enrique Peña Nieto. Los malosos dicen que ya “lo bajaron del caballo”.

 

Si los astros de la política se alinean en un escenario alternativo y el presidente de la República así como el gobernador del estado no apoyan ni vetan a nadie -sino todo lo contrario-, y dejan espacio para que se expresen en libertad las “fuerzas vivas” de Nuevo León, el PRI tendrá en Cristina Díaz a una candidata insuperable.

 

Es imposible saber quién entre los precandidatos y precandidatas priistas haría un buen papel al frente del gobierno de aquel estado, pero es seguro que Cristina Díaz sería la mejor candidata, y como para ser gobernador o gobernadora, antes se necesita ser candidato o candidata, entonces…

 

La experiencia de la senadora en la operación política le permitiría ser una candidata con amplia capacidad de convocatoria y movilización. Además, posee el conocimiento profundo de las estructuras electorales de la entidad, y eso haría posible la realización de una eficaz campaña.

 

La trayectoria política de la licenciada en Derecho Cristina Díaz Salazar (Monterrey, Nuevo León, 17 de septiembre de 1958) es impresionante, para decir lo menos: diputada local 1991-1994; diputada federal 1994-1997, 2003-2006 y 2009-2012; presidenta del PRI en el estado 2001-2003; presidenta municipal de Guadalupe 2006-2009; dos veces secretaria general del PRI y dos veces presidenta interina del Comité Ejecutivo Nacional de su partido en 2011 y 2012; actualmente secretaria general de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares, CNOP, y desde septiembre de 2012 senadora de la República.

 

Nada más y nada menos.

 

Pregunta ingenua, casi idiota: ¿Tendrá el PAN -cuya fuerza en Nuevo León es indiscutible- aspirantes a la gubernatura del estado que se acerquen siquiera al anterior currículum político, digamos Margarita Arellanes Cervantes, actual presidenta municipal de Monterrey, quien podría ser la abanderada blanquiazul?