A unos cuantos días de que el líder del PRI, el Presidente de la República, claro, decida y se anuncie quién será el candidato a la gubernatura del Estado de México, la lista de los aspirantes y suspirantes se ha reducido a su mínima expresión; de más de media docena que existían hace un par de meses ya nada más quedan dos, dicen los enterados. Y no son los que presumían que “ya la tenían amarrada”, agregan.

 

Los penosos acontecimientos ocurridos en varios municipios del Estado de México, a raíz del llamado “gasolinazo”, cambiaron el escenario político en esa entidad, lo que influirá al momento de que el líder decida. Hoy, algunas de las preguntas que se hacen los principales protagonistas es: ¿quién puede garantizar el triunfo? ¿Quién tiene la mayor experiencia, la mejor estrategia política para conseguir el voto de los mexiquenses que están hasta el gorro de las ineficiencias del gobernador Eruviel Ávila? ¿Quién podría enfrentar con eficiencia la batalla contra la delincuencia organizada y desorganizada que, como ha repetido el actual gobernador, es el “talón de Aquiles” de su gobierno?

 

Es ingenuo pensar que quien presente una oferta seria y de prestigio será un buen candidato, como dice Carolina Monroy, una de las apuntadas, quien aprovechando los reflectores le da una repasadita a su primo Alfredo del Mazo, otro de los aspirantes, porque dejó “un cochinero” en Banobras. ¡Qué pasó, prima, si estamos “chupando” muy a gusto!, podría responderle aquél.

 

Otra de las mujeres que integran la “talis” de los aspirantes y suspirantes es la senadora Ana Lilia Herrera Anzaldo, quien ha tenido algunos cargos en varias administraciones del Estado de México. La ventaja que posee Ana Lilia, según los malosos, es que tiene tres padrinos: Arturo Montiel, Emilio Gamboa y Manlio Fabio Beltrones. ¡Pues más bien es desventaja!, exclaman los observadores, quienes recuerdan el ridículo que hicieron las damitas en la elección de 2015 en Nuevo León y Puebla, respectivamente. A ambas les dieron “hasta por debajo de la lengua”.

 

Sobre los demás aspirantes, Ernesto Nemer podría ser un buen candidato, pero el presidente Enrique Peña Nieto lo hizo responsable, en el Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar, de defender a los ciudadanos de todo el país de la voracidad de los comerciantes por el “gasolinazo” de enero, febrero, marzo, abril…

 

Carlos Iriarte, dirigente del PRI del Estado de México, quien conoce al revés y al derecho la entidad, así como el mapa electoral. Además de ser disciplinado, es un “buen muchacho”, pero tal vez no le alcance para ganar la justa electoral más importante del país, después de la presidencial, claro.

 

De los demás ni mencionarlos, porque, aunque aparezcan en la “talis”, son “cartuchos quemados”.

 

¡Pues nos quedamos esperando las respuestas de quién puede garantizar el triunfo, quién tiene la mayor experiencia, la mejor estrategia, la fuerza política para ganar el voto de los mexiquenses, después de que la gestión del gobernador Eruviel Ávila fue una “broma muy cruel”!, exclaman los perplejos.

 

Pues como la elección del Estado de México será el marco de referencia dela presidencial de 2018, el presidente Peña podría jugársela con el actual secretario de Desarrollo Social, Luis Miranda, quien, junto con el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, ha operado desde el principio del sexenio los asuntos políticos más espinosos que enfrenta el país.

 

¡Hagan su juego, señores!