Todo parece indicar que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ya “le tomó la medida” al gobierno mexicano. Hace seis meses sus integrantes visitaron México y montaron en Tixtla, Guerrero –donde fueron recibidos como visitantes distinguidos–, un bonito espectáculo al que titularon “La verdad no histórica” de los lamentables hechos ocurridos en Ayotzinapa. Ahora, en su informe “Situación de los derechos humanos en México”, reconoce, por un lado, avances legislativos y judiciales en la materia, y por el otro afirma que nuestro país atraviesa una grave crisis en ese renglón. ¡Quién los entiende!

 

Como ocurrió con el “mini informe” en septiembre pasado, el gobierno federal calificó el documento de poco sólido, sin fundamento, sesgado, erróneo. Desafortunadamente no refleja la situación general del país e ignora la Comisión más de cincuenta años de avances, desafíos, cambios estructurales y procesos de una nación como México, que ya habían sido reconocidos por la propia CIDH en su visita de 1997, se apunta en la respuesta del gobierno mexicano.

 

En lugar de valorar el cumplimiento de las obligaciones del Estado, la CIDH se enfocó en buscar y reflejar violaciones específicas, tomando en cuenta las problemáticas de seis entidades federativas y llegando a conclusiones sin fundamento. Dicho sesgo generó que la CIDH utilizara la información recabada en su visita de manera parcial, y sin atender los requisitos de confiabilidad y convicción previstos en su Reglamento, y que habrían sido indispensables para que ésta pudiera arribar a conclusiones sólidas y fidedignas, agrega entre otras cosas, el documento de respuesta del gobierno mexicano.

 

Ayer, la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, respondió a los de la citada comisión: Las autoridades federales respetan el contenido del informe, pero difieren y no comparten alguna de las metodologías que contempla dicho documento.

 

¡O sea, está bien que publiquen sus hallazgos, pero que no la…!, quiso decirles la seño Claus.

 

Agenda previa

 

Algunos analistas bisoños preguntan quién estará atrás de la “balconeada” que le han puesto a Alfredo del Mazo Maza, con el asunto de su ex colaborador, Óscar Fernández Luqe, quien supuestamente estafó a Banobras con más de 91 millones de dólares, según indagatorias de la Procuraduría General de la República.

 

Banobras otorgó en 2013 (año en que Alfredito estaba como director del banco) un crédito por la mencionada cantidad a la empresa Rodisa, que tenía como accionista al tal Óscar Fernández.

 

Los malosos sospechan que el autor de las “balconeadas” es el actual director de Banobras, Abraham Zamora, quien dicho sea de paso es uno de los colaboradores de más confianza del secretario de Hacienda. ¿Será que quieren tumbar a Alfredito antes de que se suba al caballo del Estado de México?

 

Algunos agroyuppies se encuentran medio molestos porque la FAO declaró al 2016 como el “Año Internacional de las Legumbres”, por su alto contenido nutricional; fuente ideal de proteína, en particular en regiones donde la carne y los lácteos no son física o económicamente accesibles. Y de sus propiedades, pues todos saben para qué sirven los frijoles, lentejas, alubias, habas y garbanzos.

 

¿Y por qué la inconformidad?, preguntan otros que nada tienen que ver con el agro. Pues porque lo justo hubiera sido que declararan el Año Internacional de las Legumbres y los Tubérculos (camote y zanahoria), que también son muyyyy nutritivos, hasta políticamente hablando, responden aquéllos, y explican: Todos los días, millones de personas en México “tenemos que tragar camote” cuando nos dicen que a pesar del recorte presupuestal, de la caída de los ingresos en Pemex, de la devaluación del peso, del crecimiento económico, de la fuga de capitales y otras cosas horribles, “el país no está en crisis”. Todos los días también, como en la fábula del burro y la zanahoria, nos ponen enfrente el “tubérculo de la prosperidad” con el siguiente letrero: si fortalecemos los fundamentales de la economía, pronto la vamos a alcanzar.

 

¿Cuál de las dos? ¡Pues la zanahoria!