El presidente del CEN del PRI, Enrique Ochoa, concluyó, sin pena ni gloria, su gira artística de 100 días por todo el país, que tuvo como principal objetivo que la militancia priista lo conociera, porque antes de que lo nombraran para tan importante cargo era un “perfecto desconocido”.

 

En algunos estados de la República, sobre todo donde el PRI perdió las gubernaturas en la elección del 5 de junio pasado, Ochoa hizo algunos actos de magia, como lograr que la ciudadanía “volviera a creer en el partido”, según confesiones de los “paleros”. Bueno, también llevó esperanzas e ilusiones a hombres y mujeres que participarán en los procesos electorales de 2017 y 2018, prometiéndoles que ahora sí el nuevo PRI será muyyy diferente al viejo PRI, porque “ya aprendieron la lección”, porque finalmente descubrieron, dicen los mismos incondicionales, lo que a la sociedad le molesta, disgusta, desagrada, encabrona: que le mientan, que la engañen, que no le cumplan, que roben los gobernadores, los presidentes municipales y otros funcionarios públicos.

 

Envuelto en la bandera de la corrupción, perdón, de la anticorrupción, Ochoa anunció, al estilo del viejo PRI, la creación de un nuevo órgano partidista que revisará los perfiles de las mujeres y hombres priistas que aspiren a ser candidatos a puestos de elección popular, para ofrecerle a la ciudadanía perfiles probadamente honestos y de prestigio.

 

La Comisión Nacional Anticorrupción estará atenta a las investigaciones que lleven distintas instituciones del Estado Mexicano, que fiscalicen el gasto público o que persigan actos de corrupción. “Vamos a levantar oportunamente la bandera, para atender los casos, antes de que sea demasiado tarde. Como principal forjador de instituciones de nuestro país, en el PRI a través de esta comisión habremos de predicar con el ejemplo para cumplirle a la ciudadanía”, dijo extasiado “Pinocho”, perdón, Ochoa.

 

Señaló que esas acciones deben estar sujetas al fortalecimiento de dos principios fundamentales: impulsar la construcción de un Sistema Nacional Anticorrupción. Y en segundo lugar, impulsar el establecimiento de sistemas estatales anticorrupción, que sean ambos encabezados por personas de probado prestigio y honestidad.

 

En el cierre de campaña, Ochoa exigió a las autoridades competentes que se castigue al ex gobernador panista Guillermo Padrés Elías por el despojo que, junto con su “pandilla de bandidos”, cometió en Sonora; que “esos criminales reciban su merecido; que los corruptos acaben en la cárcel. No más impunidad”. “¡Te estás mordiendo la lengua, Enrique!”, mascullaron algunos de sus correligionarios. Los mismos calificativos aplican para Javiercito Duarte y para otros ex gobernadores priistas desde Sonora hasta Yucatán, le recordaron.

 

El líder nacional del PRI destacó que México demanda un combate claro y puntual en contra de la corrupción e impunidad, investigaciones precisas, certeras y que aquellos funcionarios que le fallen a la ciudadanía, que se corrompen y que cometen ilícitos reciban un castigo ejemplar.

 

“¡Uhhh, pues no van a ser suficientes las cárceles para meter a todos!”, exclama el respetable.

 

Mira “Quique”, mientras el gobierno no ataque en serio y a fondo la corrupción –que forma parte integral del viciado y perverso sistema de la administración pública y de la “cultura” política nacional–, no servirá de nada los análisis, estudios, exámenes y diagnósticos realizados por la susodicha comisión que hoy anuncias, acotan los observadores políticos.

 

¡A otro perro con ese hueso, papá!