Dicen los “cupuleros” del Consejo Coordinador Empresarial, encabezados ahora por Juan Pablo Castañón, que el secretario de Hacienda les dijo que “ve viable” la deducibilidad inmediata de inversiones y otros incentivos fiscales para el ejercicio fiscal de 2017.

 

Los analistas, incluyendo a los bisoños, afirman que el funcionario está siguiendo la misma técnica que su antecesor, Luis Videgaray, que consiste en “darles atole con el dedo”, más un auuuto, perdón, un premio.

 

Los “cupuleros” se mostraron muy agradecidos porque el secretario Meade les concedió dos horas de su valioso tiempo, en donde le plantearon su visión sobre el paquete fiscal y algunas de las preocupaciones sobre las variables macroeconómicas; el impulso de la microeconomía, sobre todo las regiones afectadas en Chiapas, en Oaxaca; los temas de seguridad social, pensiones y otras cositas que tratan en las “mesas de diálogo” que se instalaron para tales efectos.

 

“¡Mesa, mesa, mesa que más aplauda le mando a la niña, le mando a la niña!” dicen los malosos que les contestó socarronamente Meade a los empresarios.

 

Castañón y sus muchachos también agradecieron al secretario de Hacienda que no los haya tratado “con la punta del pie”, como lo hizo Videgaray cada vez que el presidente anterior Gerardo Gutiérrez Candiani le suplicaba, hasta de rodillas, que “viera los asuntos que les preocupaban”, el de los incentivos fiscales, pues.  Aunque Luisito lo entendió mal, pues creyó que el señor Gutiérrez se refería a la candidatura del PRI para Oaxaca, que obviamente nunca se la iban a dar porque la tenían apartada para Alejandro Murat, aunque finalmente al empresario lo “recompensaron” con el puesto de encargado de las Zonas Económicas Especiales.

 

Pero volviendo a las promesas que, según los empresarios, les hizo Meade, sobre todo la que se refiere a la deducibilidad inmediata de inversiones, los observadores preguntan: ¿cómo le va a hacer para cumplirles? La pregunta viene a cuento porque el 27 de febrero de 2014, cuando el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, “estaba en los cuernos de la luna”, porque tomó muy en serio que era el “delfín” para 2018, informó a la sociedad mexicana que gracias a su habilidad y astucia política había confeccionado, junto con los integrantes del gabinete de México Próspero el Acuerdo para la Certidumbre en Materia Tributaria, del cual nada más vamos a reproducir, tal cual, el primero de sus ocho puntos.

 

1.-No modificar la legislación tributaria. A partir del día de hoy y hasta el 30 de noviembre de 2018, es decir, el último día de la administración del presidente Enrique Peña Nieto, el Ejecutivo Federal se compromete a no proponer al Honorable Congreso de la Unión cambios en la estructura tributaria.

 

En específico, el Ejecutivo Federal se compromete ante la sociedad mexicana a no proponer al Congreso de la Unión nuevos impuestos, a no proponer al Congreso de la Unión aumentar las tasas de los impuestos existentes y a no proponer al Congreso de la Unión reducciones o eliminación de beneficios fiscales o exenciones existentes.

 

Lo anterior implica un compromiso del Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, a partir de hoy y hasta el final de su mandato, de que no se propondrán ajustes a la tasa, tarifas y bases imponibles del Impuesto sobre la Renta, del Impuesto al Valor Agregado, así como las aplicables al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, distintas a las ya aprobadas por el Congreso de la Unión.

 

¿Podrá el secretario Meade “meterle reversa” al tan cacareado acuerdito? ¿Seguirá utilizando la técnica del “atole con el dedo” para los “cupuleros”? Tal vez hoy mismo haya respuesta a esas interrogantes.