¡Por qué no te callas, Agustín!, le gritan al gobernador del Banco de México los analistas político-financieros (no “paleros”), las amas de casa y la sociedad entera que ya está hasta la madre del doctorcito, quien decidió abandonar el barco ante el huracán categoría cinco que se aproxima y que cobra cada vez más fuerza conforme se acerca la fecha de toma de posesión del nuevo Presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

 

La última ocurrencia, gracejada, estulticia, o como quieran calificarlo, de Carstens –que le sugirió su director de Comunicación Social, según los malosos– fue advertirnos que vamos a ver un largometraje que nos podría poner los pelos de punta y hasta provocarnos un infarto por las duras escenas que contendría –entre ellas cientos de miles de migrantes arrojados al río Bravo sin protección alguna–, señalan los guionistas. Dijo el doble de Gérard Depardieu, perdón, Carstens, en un foro organizado por el IMEF: “Vimos el corto de una película; vemos diferentes escenas, pero no sabemos si es una película de terror o no o si va a ser un buen final o no. Entonces ahorita lo que hemos visto son los cortos y a partir del 20 de enero va a correr la película…”.

 

O sea que mientras llega el esperado entreno de la cinta que anuncia el gobernador del Banco de México, los espectadores pueden pasar a la dulcería a comprar sus palomitas, refrescos, totopos, “chuchulucos”… porque cuando empiece la proyección ya no se van a poder parar de sus asientos, no vaya a ser que los agarren los “zombis” y “se los merienden”.

 

En el mismo evento, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, quiso decir que para contrarrestar los efectos de la película de terror que anuncia el gobernador Carstens, los fundamentos de la economía mexicana le permiten al país contar con el anclaje necesario para enfrentar el estrés de los mercados internacionales y el entorno de incertidumbre mundial. Y al puro estilo de Miguel Messmacher y el Piojo, Miguel Herrera, que convierten los escenarios negativos en positivos, los fracasos económicos en triunfos, los incrementos en las tasas de interés en reducciones… comentó que, si bien México tiene perspectiva negativa en las tres principales calificadoras, actualmente cuenta con una mejor calificación de la que se tenía hace cuatro años.

 

¡Pero hace cuatro años las condiciones económicas eran muy diferentes; decían incluso que Disneylandia estaba a la vista!, le recuerdan al secretario los observadores. Hoy nos está llevando la fregada en el contexto de menor crecimiento, de bajos precios del petróleo y de mayor incertidumbre alrededor de la relación en materia de integración comercial, agregan aquéllos. Bueno, tampoco es para ponerse a llorar sentados en la banqueta, pues gracias a las reformas estructurales y a los fundamentales de la economía, estamos tan bien anclados que los huracanes, las tormentas, los ciclones financieros y la llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos “nos van a hacer los mandados”, quiso decir el titular de las finanzas públicas.

 

Así de claras las cosas, podemos irnos de vacaciones tranquilos, sin angustias ni preocupaciones. Ya en enero comprobaremos si la película es de terror o de fantasía, como “Alicia en el país de las maravillas”.