Ver para creer: los mismos panistas que en la elección presidencial de 2012 contribuyeron a la derrota de Josefina Vázquez Mota, con todo tipo de marrullerías, intrigas, traiciones… aparecen ahora manifestándole su total apoyo como candidata a la gubernatura del Estado de México.

 

 

Los mismos –bueno, algunos ya pasaron a mejor vida- que el 3 de julio de 2012 asistieron a la Residencia Oficial de Los Pinos del todavía Presidente de la República, al “cónclave de la derrota panista”, donde le dieron palmaditas en la espalda, diciéndole hipócritamente: “¡Bravo, Chepina!”. Y le agradecieron sus esfuerzos para tratar de hacer un papel más o menos digno, cosa que no logró porque terminó en tercer lugar, para quienes lo hayan olvidado.

 
Hoy, como hace cinco años, también estuvieron ex dirigentes nacionales del PAN que contribuyeron en gran medida a que hiciera agua por todos lados el barco panista que se hundió en lo más profundo del Triángulo de las Bermudas. Todos celebraban que después de tanto rogarle, la señora Vázquez Mota hubiera aceptado la candidatura de su partido.

 
Los analistas políticos bisoños también festejaron el regreso de Josefina Vázquez Mota a la carpa del circo azul, perdón del blanquiazul, ahora como aspirante a la gubernatura del Estado de México. Los “paleros”, fieles a su costumbre, dijeron que la chaparrita viene más fuerte que nunca, por lo que ahora no se le doblarán las patitas de chichicuilotito ni la tumbarán con un soplido.

 
Pero los observadores políticos preguntan: ¿está preparada la señora para ganar? Quienes la conocen bien responden: no; nunca lo ha estado, porque sus capacidades políticas no le dan para mucho. Ya lo comprobamos en la campaña electoral presidencial que fue pobre en contenidos y en propuestas, y que estuvo llena de tropiezos, improvisaciones y sinsentidos.

 
Para quienes lo hayan olvidado, “Jose” llegó a la política quién sabe cómo, y sigue en ella quién sabe por qué. Creyó que podría ser Presidenta de la República nada más por el hecho de ser mujer, pero se equivocó. Si bien es cierto escaló importantes puestos (Secretaría de Desarrollo Social, de la SEP y diputada federal), demostró que la madera que decían tenía para la política era de novopán, comprimida, pues, dicen sus detractores. Le faltó el apoyo de Felipe Calderón, argumentan algunos de sus admiradores. Se les olvida a éstos que el entonces Presidente se convirtió en la campaña en su principal promotor; a los banqueros, por ejemplo, les hizo creer que estaba a unos cuantos puntitos del candidato del PRI; a los empresarios “cupuleros” les dijo lo mismo; incluso movió peones, alfiles, torres y reinas de su ajedrez político para ayudarla.

 

Bueno, hasta la señora Margarita Zavala “le entró al quite” en la última etapa de su campaña, lo que, dicho sea de paso, de nada sirvió. Lo que sí es verdad, como el mismo Calderón confesó, es que nunca la apoyó económicamente en la campaña, a pesar de que muchos panistas se lo pidieron, como él mismo confesó en septiembre de 2012, todavía como Presidente de la República. ¡Pues así qué chiste! ¡Verdad!

 
Hoy, hoy, hoy, llama la atención que Felipe Calderón esté vistiendo, junto con su esposa, la camiseta de operador electoral. Quizá sería conveniente que los cercanos colaboradores y auténticos amigos de la respetable señora licenciada doña Josefina Vázquez Mota fueran leales con ella y le dijeran: “Todos estaban sonrientes y contando chistes, pero no debes creer nada de lo que te digan. Acuérdate de lo que te hicieron en la campaña presidencial de 2012”.