Pues ahora resulta que no van a ser cuatro mil millones de dólares (más de 500 mil millones de pesos) los que Petróleos Mexicanos va a invertir en la reconfiguración de la refinería de Tula, Hidalgo, como declaró hace una semana el titular de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, después de asistir a un seminario en el Rancho San Cristóbal.

 

Hace un par de días, en otro seminario, el funcionario reculó y dijo que se invertirán 195 mil millones de pesos en los siguientes años para reconfigurar las refinerías ya existentes de Salina Cruz, Salamanca y Tula. Y aclaró: “El hecho de que no se vaya a construir la refinería de Tula, no significa que el Gobierno no va a hacer nada en materia de refinación, en incremento en la producción de gasolinas y el mejoramiento en la calidad de los combustibles”.

 

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Supongamos que esos 195 mil millones de pesotes se repartan equitativamente entre las tres refinerías que menciona el secretario, significaría que a cada una le van a meter 65 mil millones de pesotes, que si bien es cierto es bastante dinero, no alcanzará ni para bajarle una rayita a las importaciones de gasolina que realiza México.

 

A juicio de los expertos en refinación, las declaraciones contradictorias del secretario Coldwell y de otros funcionarios del gobierno sobre el esquema de inversión de la nueva empresa productiva del Estado (Pemex, para que quede bien claro) en materia petroquímica deja entrever que no hay una política para este sector.

 

Llevan varios lustros años diagnosticando, analizando, discutiendo, qué hacer con las refinerías de Pemex y siempre terminan en lo mismo: Vamos a reconfigurar. Y así, de reconfigurada en reconfigurada se han gastado miles de millones de pesos.

 

¿Y por qué no nuevas refinerías en lugar de seguir reconfigurando? Pues porque cada una sale como en 10 mil millones de dólares. Los expertos explican: Miren muchachitos, para refinar 150 mil barriles diarios de petróleo y convertirlos en 100 mil-120 mil barriles de gasolina, además de otros productos, se requiere una inversión de cinco mil millones de dólares aproximadamente; si quieren refinar 300 mil barriles, pues hay que meterle el doble. Eso sí, la construcción va a tardar cinco añitos por lo menos. Ah, y con una refinería no van a sustituir totalmente las importaciones de gasolinas.

 

Ya entrados en el tema de la reforma energética, en el marco del  Seminario sobre la Experiencia de Clusters Petroleros en Noruega, el ministro de Energía y Petróleo de ese país envió el siguiente mensaje a quienes están diseñando los esquemas de inversión de la otrora paraestatal en diversas áreas: “…El Estado (noruego) busca empresas que tengan una capacidad técnica de ejecución y fortaleza económica para explotar los hidrocarburos a costos eficientes y con seguridad; en Noruega no hay bonos, sólo impuestos y nada más. No hay una tarifa de contrato, solamente impuestos. Nosotros decidimos qué tipo de empresas podrán generar el mayor valor en las áreas necesarias a partir de los recursos; luego se les permite producir, extraer y usan los recursos con los que se produce y luego se gravan. Así de simple”.

 

¡Aprendan yuppies, aprendan!

 

En otros asuntos energéticos, finalmente, Petróleos Mexicanos lanzó la convocatoria para la compra de 190 millones de litros de etanol. De acuerdo con el documento, el precio base propuesto es de ocho pesos por litro; el lugar de entrega será en la terminal de almacenamiento y reparto en el fraccionamiento Españita en San Luis Potosí. La visita a las instalaciones está programada para el 20 de octubre en la terminal referida; la recepción de documentos para precalificaciones será el 14 de noviembre; el resultado de la precalificación 10 días después, y el acto de presentación de propuestas técnicas y económicas, así como la apertura de las mismas para el 4 de diciembre de 2014 a las 10:00 horas.

 

Especialistas en la materia y varios propietarios de ingenios azucareros aseguran que la licitación volverá a fracasar, pues nuevamente el precio propuesto no coincide con la realidad del mercado -donde cotiza en 13 pesos.

 

¡Puro “atole con el dedo”, pues!