Una de las inquietudes de los inversionistas es saber cuánto afectarían los sismos de 7 y 19 de septiembre pasados al crecimiento económico. Indudablemente estamos hablando de una afectación parcial en algunas entidades como Chiapas, Oaxaca, Puebla, Ciudad de México, Estado de México y Morelos, principalmente.

 

De acuerdo a los días calendario para este tercer trimestre del año, consideramos que el PIB pudiera verse afectado en 13% de sus estimados. Es decir, si la expectativa de crecimiento se encontraría alrededor de 2.5%, estaría creciendo en el orden de 2.2%.

 

Estos estados, en suma, representan por lo general poco más de 30% de la contribución al PIB nacional, destacando desde luego la Ciudad de México y el Estado de México con poco más de 25%.

 

Creemos que el efecto será temporal porque vendrá en el cuarto trimestre del año una recomposición de la actividad económica en estas entidades por la necesidad y urgencia de la reconstrucción inmobiliaria de vivienda, naves industriales, centros comerciales, oficinas, algunos caminos y carreteras, entre otros, así como el gasto que enfrentarán tanto el gobierno como la iniciativa privada y la misma sociedad. Sector de vivienda, de cemento y construcción podrían verse beneficiados, mientras que otros como el turístico (hoteles, aeropuertos y líneas aéreas) tendrán que hacer esfuerzos adicionales para no verse afectados en estos próximos meses.

 

En días pasados vimos que la inflación a la primera quincena de septiembre registró un aumento de 6.53% anual. La expectativa está puesta en que empezaremos a ver una disminución gradual en el ritmo de inflación habiendo tocado techo dentro del tercer trimestre del año. La pregunta es si estos eventos tendrán un impacto futuro en la inflación, en especial en algunos sectores como alimentos, vestido, cemento y materiales para la construcción, entre otros productos y/o servicios.

 

Pensaríamos que la estabilidad de precios debería continuar a través de acuerdos entre gobierno e iniciativa privada. Si así fuera, consideramos que al cierre de 2017, la inflación debería terminar en un rango de entre 6.15 y 6.30% anual.

 

En ese sentido, el Banxico deberá mantener la tasa de interés en los niveles actuales de 7.0% esperando también tener noticias pronto sobre la sustitución del gobernador del Banco de México, Agustín Carstens.

 

Por los eventos de estas últimas dos semanas, la condición política-económica del país cambió. Los partidos políticos tendrán que ceder a las presiones de la sociedad. Es altamente probable que se reduzcan recursos importantes para campañas y gasto corriente de los institutos políticos. Hay propuestas que incluyen hasta a la alta esfera del gobierno reducir prestaciones y beneficios con la posibilidad, además, de reorientar programas y recursos para 2018.

 

Con todo esto, los partidos estarán replanteando al candidato que cubra el perfil idóneo hacia las elecciones de 2018: un gran administrador del recurso monetario, con buen perfil político, que dé confianza y transparencia a la sociedad y, además, con una buena comunicación. En el caso del PRI, bajo esta base, ¿se estará fortaleciendo la candidatura de José Antonio Meade?

 

Si así fuera el caso, ¿entonces quién será el futuro gobernador del Banxico?

 

 

caem