El grupo de negociadores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación salió este domingo poco después de las 4:30 de la madrugada de una oficina de la Ciudad de México con un adendum que le diluye el carácter punitivo a la Ley General de Servicio Profesional Docente.

Antes de que saliera el sol, comenzaron a llamarle a los siete líderes de Oaxaca, los cuatro de Michoacán y los tres de Guerrero, que suman 90% de la CNTE, para informarles del acuerdo. Programaron informar  a sus bases por la noche.

 

Son ocho puntos que hacen más digerible para ellos la llamada ley de la discordia. Uno es la incorporación de Guerrero, Michoacán, Oaxaca y Chiapas a los programas especiales de apoyo de la Secretaría de Educación Pública.

 

A los de nuevo ingreso, les propusieron darles la base en seis meses y un día, en lugar de esperar dos años, pero deben pasar por una evaluación para tener plaza y empleo fijo; de no aprobar los exámenes, serán dados de baja.

 

También acordaron mantener tres oportunidades de aprobar la evaluación, pero se les reconocerán antigüedad y derechos adquiridos,antes de moverlos de puesto.

 

Para el presidente del sindicato, Juan Díaz de la Torre, este punto era el único que bloqueaba el apoyo total a la reforma educativa.

 

Uno de los temas que no estaba contenido en la reforma y que se abordó, fue el de las normales.

 

En un artículo transitorio se planteó que las universidades privadas puedan formar maestros hasta el 2016, cuando la generación que acaba de comenzar concluya su educación.

 

Así se evitó la confrontación con la CNTE, por lo menos este domingo.

 

La tensión en la Secretaría de Gobernación, no obstante, no disminuyó. Aceptaron los puntos del adendum a regañadientes.

 

EL EPICENTRO

 

Una casa-oficina ha sido el epicentro de lo que sucede en este país a través de la masa de maestros que se mueve por la capital en busca de respuestas.

 

A puerta cerrada, el subsecretario de Gobernación, Luis Enrique Miranda, vigiló en vela los movimientos de la CNTE, habló con los negociadores y sirvió de intermediario con Los Pinos. El ex gobernador de Oaxaca, José Murat, fue el otro enlace entre maestros y gobierno.

 

El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, siempre encabezó la mesa de negociaciones, aunque no siempre estuvo ahí.

 

En la Cámara de Diputados, el presidente de la Comisión de Educación, el perredista Jorge de la Vega, logró unificar las propuestas que salían de las reuniones secretas. Y Jesús Ortega, ex presidente del PRD, sirvió como vínculo con la disidencia magisterial.

 

El ex gobernador morelense Marco Antonio Adame, responsable de la comisión educativa en el Pacto por México, fue quien no quería cambiarle ni una coma al dictamen aprobado en la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados. Fue el principal motivo de los rompimientos de las negociaciones, una y otra vez destruyó los acuerdos a los que se llegaron.

 

Y cuando no era él, eran los asesores de Enrique Peña Nieto en Los Pinos. Las negociaciones acabaron mal varias veces.

 

Muchas veces se elaboró un documento que contaba con la aprobación de los negociadores. Se redactaba, se firmaba y se mandaba a la oficina de Enrique Peña Nieto. Sus asesores lo revisaban y lo ajustaban. Lo pasaban a otros asesores, que lo revisaban y lo ajustaban. Y así sucesivamente a varios departamentos de “expertos”.

 

Al llegar el documento de regreso a la casa-oficina, las horas de negociación habían sido sepultadas en la basura.

 

LAS TRES ETAPAS DE PRESIÓN

 

Los profesores de la CNTE desplegaron una estrategia básica para presionar a las instituciones. Tres etapas de acción: movilización, confrontación y resistencia.

 

El pasado lunes 19 de agosto arrancó la ofensiva, cuando reforzaron el campamento del Zócalo profesores de Oaxaca y Michoacán.

 

Esa misma noche irrumpieron en la Cámara de Diputados. El martes comenzaron los bloqueos.

 

Los profesores llegaron exigiendo eliminar la Ley de Servicio Profesional Docente. En la Segob fueron tomados por sorpresa, pues había una mesa del Pacto por México que encabezaba Emilio Chuayffet, secretario de Educación. Entre los perredistas también estaba el diputado Miguel Alonso Raya. Ellos informaron que todo estaba bajo control. No era así.

 

Entonces el presidente nacional del PRD, Jesús Zambrano, convocó a un grupo de alto nivel que se reunió con los negociadores el martes por la noche. Abrieron el canal de discusión por el PAN, Gustavo Madero; Miguel Ángel Osorio Chong, por la Segob, y el jefe de la oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño.

 

Pero el miércoles volvieron a dirigirse a protestar ante los senadores y con los diputados. La reunión no llevó a nada. Los mensajes que salían desde Los Pinos y desde el lado del PAN seguían generando conflicto.

 

El viernes 23 de agosto comenzó la segunda fase: confrontación, cuando se concentraron en las inmediaciones del aeropuerto de la Ciudad de México.

 

A partir de ese momento la SEP pierde el control de la situación, lo asume Gobernación y se incopora Murat a las mesas de negociación.

 

El sábado bloquearon Calzada de Tlalpan.

 

El lunes las embajadas de Estados Unidos, España y Francia.

 

El martes 27 de agosto buscaron magnificar su oposición a la reforma educativa plantándose afuera de Televisa y de TV Azteca.

 

El cierre de avenida Chapultepec y en Periférico Sur provocó un caos pocas veces visto en la capital. Un día después salieron desde el Zócalo marchando hasta Los Pinos. Más caos.

 

Luis Enrique Miranda no pudo mantener la negociación y el diálogo se rompió el miércoles 28 de agosto. Fue la intransigencia de Adame, que sacó a relucir la negociación de la reforma energética. Además, el PAN dijo no estar de acuerdo en mantener las normales rurales. Eso fue el punto de quiebre.

 

Más de 12 mil maestros de 20 estados salieron con rumbo a Los Pinos, para “mostrar músculo”.

 

El mensaje entre las instituciones fue que no han querido ser violentos, pero pueden serlo.

 

La tercera fase, la resistencia, apenas comienza.

 

El edificio de  la SEP, la Bolsa Mexicana de Valores y oficinas administrativas de Educación Pública del DF, así como Televisa, fueron rodeados por profesores ese jueves.

 

El viernes 30 de agosto, día de pago para muchos asalariados de esta ciudad, un grupo de profesores salió desde la Escuela Normal Superior de México, en Azcapotzalco, a la Dirección General de Educación Normal, en Fresno. Luego hicieron un plantón en las avenidas Aquiles Serdán y México Tacuba. Se concentraron en el Metro División del Norte, marcharon sobre Cuauhtémoc para llegar a la Administración Federal de Servicios Educativos.

 

Otro grupo se fue a la Torre de Pemex y a la Bolsa Mexicana de Valores.

 

Resistencia.

 

“Es el diálogo o es la confrontación”, advirtió Juan José Ortega Madrigal, dirigente de la Sección 18 de Michoacán. El diálogo se retomó. El nuevo mensaje lo recibieron las cúpulas el domingo por la madrugada.

 

El plan del CNTE de ayer consistía en una marcha pacífica hacia Los Pinos, pero alrededor del mediodía los grupos radicales de la coordinadora cambiaron de rumbo hacia San Lázaro. Los líderes de la CNTE dejaron de participar en la redacción del informe que daría por la noche De la Vega, salieron abruptamente para hacer que los radicales se replegaran. Así fue.

 

Ayer por la noche se esperaba que el adendum comenzara a discutirse con los miles de integrantes de la coordinadora.

 

La madrugada fue también decisiva.

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