Ya sea por imprudencia, falta de pericia, errores mecánicos o por culpa de otros, pero este año los accidentes se han convertido en el enemigo más mortífero que tienen las fuerzas armadas en nuestro país, aun por encima de los ataques del crimen organizado.

 

Del 1 de enero al 14 de septiembre del 2014, un total de 42 militares operativos, entre soldados y marinos, perdieron la vida. De ellos 27 fallecieron en accidentes, lo que representa casi 65%. El resto murió en agresiones de la delincuencia.

 

Los fallecimientos accidentales han golpeado especialmente a las filas de la secretaría de Marina. De sus 14 efectivos que cayeron durante el cumplimento de su deber en este año, sólo uno fue a causa de una agresión armada y los 13 restantes en accidentes.

 

La cifra cobra relevancia porque a lo largo de este año los marinos han participado en varias operaciones y enfrentamientos de alto riesgo en contra de grupos del narcotráfico, específicamente en Michoacán y en Tamaulipas. De todos esos incidentes han salido ilesos, pero los accidentes ya cobraron varias vidas.

 

En cuanto a elementos del Ejército Mexicano, de los 28 efectivos muertos este año, sobre todo en el contexto de la campaña permanente contra la delincuencia, 14 cayeron por ataques y otros 14 en accidentes de distinto tipo.

 

San Luis Potosí, Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, Baja California, Puebla, Sinaloa, el Estado de México y Jalisco son los estados en los que han caído elementos de las fuerzas armadas.

 

Soldados caídos

 

Apenas el viernes pasado el Ejército registró el accidente más grave en lo que va del año. Ocurrió en el kilómetro 19 de la carretera México-Cuernavaca cuando una combi en la que viajaban siete efectivos pertenecientes a la Banda de Guerra chocó con un tráiler estacionado. El resultado de este percance, que sigue bajo investigación, fue de cinco soldados muertos.

 

Otro accidente vehicular fue el del 19 de marzo sobre la carretera México-Toluca, en Ocoyoacac, Estado de México. El saldo de dicho percance cuyas causas no se revelaron, fue de dos soldados muertos y nueve más lesionados.

 

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) también reporta bajas de soldados bajo el rubro “accidente automovilístico” en Sinaloa, Tamaulipas, y Baja California.

 

A esto se suman dos accidentes aéreos en enero pasado. Uno de ellos fue el de un helicóptero Bell 212, Matrícula 1417, que se desplomó en el campo Militar 8-B en Reynosa, Tamaulipas, lo que dejó como saldo un militar muerto y dos más heridos. Se presume que una falla en el aparato ocasionó el incidente.

 

El otro accidente aéreo ocurrió en el municipio de Atlixco, Puebla, luego de que una avioneta tipo Cessna se estrellara en el aeródromo de esa localidad, con saldo de un muerto.

 

Los otros decesos en el Ejército Mexicano fueron resultado de agresiones de la delincuencia organizada, la más letal de ellas en Guachinango, Jalisco, donde perdieron la vida cuatro militares emboscados por sicarios del Cártel de Jalisco Nueva Generación. Más reciente fue el caso del 1 de septiembre en Durango que dejó dos militares muertos.

 

Las bajas navales

 

El pasado 8 de agosto se registró uno de los accidentes más mortíferos que ha sufrido la Marina en los últimos años y que cobró la vida de nueve efectivos.

 

El percance se registró aproximadamente a las 5 de la tarde a la altura del kilómetro 42 de la carretera Matehuala-San Luis Potosí, donde el conductor perdió el control del vehículo y terminó volcándose. Nueve fallecieron y 12 resultaron lesionados. Extraoficialmente se dijo que una pinchadura de llanta provocó que el vehículo se descontrolara.

 

Otro accidente terrestre fue el del 29 de julio en la carretera Matamoros-Ciudad Victoria, Tamaulipas, cuando una pick up en la que viajaban los marinos se volcó por el exceso de velocidad. El saldo del incidente fue de dos infantes navales muertos y tres heridos.

 

También en Tamaulipas, pero el 10 de abril, se accidentó la aeronave Lancair matrícula AMP165, perteneciente a la estación aeronaval de Tampico. El aparato cayó a la altura del kilómetro 88 de la carretera González-Manuel. Un piloto y un observador, ambos de la Armada, fallecieron.

 

La única baja que ha registrado la Semar este año por una agresión delictiva ocurrió en el municipio de Apaxtla de Castrejón, Guerrero, cuando un convoy fue atacado por delincuentes armados. En el incidente perdió la vida un teniente de corbeta.

 

Carambola naval en Indios Verdes, sin resolver

 

En septiembre del 2011 una cámara de vialidad del Gobierno del Distrito Federal captó un espectacular percance que sufrió un camión de transporte Land Rover de la Armada y un auto particular a la altura de Indios Verdes, los cuales terminaron cayendo varios metros sobre otros autos.

 

El saldo fue de seis muertos, cinco marinos en el lugar y un civil que viajaba en un auto sobre el que cayó el camión naval.

 

Casi tres años después, continúa sin esclarecerse con certeza la responsabilidad que hubo en el percance. El caso ya llegó al escritorio de los magistrados de la Primera Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de la ciudad.

 

En un inicio, las versiones oficiales tanto de la Marina como de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) responsabilizaron del accidente a la conductora de un auto particular, Patricia Karina Hernández Martínez; sostuvieron que fue ella quien por falta de pericia invadió el carril de alta velocidad en el que venía el convoy naval.

 

El video de prueba muestra al camión de la armada proyectado por el auto particular hacia el otro sentido, sin embargo, no se aprecia el origen del incidente.

 

Familiares de Hernández Martínez revelaron a 24 HORAS que el peritaje presentado por la defensa, e incluso el que ordenó el Poder Judicial, muestran que en realidad el camión de la Armada venía en el carril central, justo detrás del auto particular. Esto contradice la versión del chofer naval.

 

La defensa reveló además que el vehículo de la armada venía por encima del límite de velocidad de 60 kilómetros por hora permitido en esa zona. El auto particular circulaba a 45 km/h.

 

Otro elemento a considerar es que al chofer del camión naval no se le practicó nunca un examen toxicológico o de alcoholemia, mientras que a Hernández sí se le hizo, mostrando que se encontraba en perfecto estado.

 

Pese a estos hechos, el Juzgado Quinto de Paz Penal del Distrito Federal determinó que la única culpable el delito de homicidio culposo era Hernández Martínez, quien fue sentenciada a cinco años de prisión y a pagar un millón y medio de pesos por las seis muertes que resultaron del percance.

 

La sentencia no dejó contento a nadie. La defensa consideró que las pruebas estaban de su lado y que por lo menos existió una responsabilidad compartida. Por el lado de la PGJDF se inconformaron, pues las víctimas alegan que los cinco años de prisión le permiten a Hernández Martínez una condena que se puede cumplir en libertad.

 

Las apelaciones de ambas partes enviaron el caso a los tres magistrados de la referida sala penal quienes estarían pronunciándose de forma definitiva antes de que acabe el año.