La noche del sábado, el cantante Enrique Iglesias ofreció un concierto en el estadio El Sardinero de Santander y lo que comenzó con una noche llena de emociones, terminó con unas 30 mil personas molestas.

 

Los asistentes al concierto, que habían pagado entradas de 45 euros estaban enfurecidos porque su artista favorito había, supuestamente, abusado del playback, el sonido dejaba mucho que desear y  el concierto apenas duró 90 minutos.

 

Lo que más causó molestia entre los seguidores fue cuando después de la última canción el hijo de Isabel Preysler y Julio Iglesias desapareció del escenario, todo el mundo aguardó a que el cantante volviera para regalarles algún tema más.

 

La espera se fue alargando hasta volverse eterna y los ánimos se tornaron en ira. Miles de voces gritaban “fuera, fuera”.

 

 

aarl