Los estados con mayor rezago social registran tasas de abstencionismo electoral en algunos casos superiores a 50%, por arriba del promedio de 44% registrado en las últimas elecciones para gobernador. De acuerdo con especialistas, esta baja participación favorece a partidos con una estructura clientelar o a aquellos que administran el presupuesto de los programas sociales.

 

En cambio, en los estados con menor rezago social la participación electoral va del 56% a más del 60%, como es el caso de Querétaro, lo cual ha dado como resultado la alternancia en el gobierno.

 

Con miras a la elección del 7 de junio para la renovación de la gubernatura en Campeche, Guerrero, Michoacán y San Luis Potosí, Baja California Sur, Colima, Nuevo León, Querétaro y Sonora, académicos en ciencia política señalaron que el abstencionismo beneficia principalmente al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y al Partido de la Revolución Democrática (PRD), cuyas plataformas políticas para combatir la pobreza se basan, precisamente, en los programas asistencialistas.

 

“El PRI tiene una estructura territorial que no tiene ningún partido y si a eso le añadimos que la cabeza del estado (gobernador) que está en disputa es del PRI, eso por lo pronto es una ventaja”, comentó Ivonne Acuña Murillo, académica del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana.

 

En su opinión, en estados como Michoacán y Guerrero, que de acuerdo con el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política Social (Coneval) tienen un nivel de rezago social alto o muy alto, el PRD tiene con que pelear contra el PRI, ya que localmente posee una estructura territorial amplia. En el caso de Michoacán la construyó en el periodo de 2002 a 2012, cuando gobernó la entidad, y en Guerrero posee un voto duro gracias a que actualmente es el partido en el poder.

 

Rodrigo Salazar Muñoz, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad La Salle, coincidió con Acuña sobre los partidos que tienen ventaja cuando hay abstencionismo, algo que no es casualidad, ya que recordó que antes de 1988 el PRD era una corriente del PRI.

 

“No podemos dejar pasar que el corporativismo que maneja tanto el PRI como el PRD, que fue en cierto momento parte de él, en el cual el gobierno en turno le da ciertas prerrogativas o derechos a ciertos grupos gremiales”, dijo.

 

El académico de La Salle consideró que la razón por la cual los electores con alto rezago social votan por los mismos partidos es porque carecen de acceso a medios de comunicación o a educación de calidad, pero sí les llegan los programas sociales.

 

“(A) la gente más pobre, que no tiene acceso a medios de comunicación, lo que le llega son los programas estatales, y ahí es donde ellos identifican que el gobierno los está apoyando y por esa razón el gobierno mantiene la votación de esos grupos de personas”, explicó Rodrigo Salazar Muñoz.

 

La otra cara

 

Por el contrario, en los estados con bajo rezago social, como Nuevo León y Querétaro, donde ya hubo alternancia dos veces entre el PRI y el Partido Acción Nacional. La explicación que da Acuña Murillo es que en ambas entidades la alta participación electoral ayuda a la oposición.

 

“Los estados con rezago bajo y alta participación, uniendo estas dos variables, tiende a ganar la oposición. En el caso de Nuevo León y Querétaro que tienen rezago bajo y más alta participación ya ha ganado el PAN”, comentó.

 

 

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