Hace unas semanas en un partido válido por las eliminatorias rumbo a la Eurocopa Francia 2016 se suscitó un incidente con toques raciales-nacionalistas.

 

Te presentamos a continuación los encuentros entre selecciones nacionales, que sus aficionados llevan más allá de lo que en verdad es: un juego.

 

La gran Albania

 

No se sabe a ciencia cierta porqué se odian, pero albaneses y serbios no se caen bien, si uno dice negro, el otro dirá blanco en automático sin importar la pregunta.

 

Vivieron mucho tiempo bajo una misma bandera, la de la Yugoslavia comunista de Josip Broz Tito.

 

A la muerte de Tito, se desató una lucha intestina entre países hermanos que tienen muchas más cosas en común más que diferencias.

 

Los remanentes de la Guerra de los Balcanes aún levantan ámpula entre los habitantes de la zona.

 

En 2008, la provincia serbia de Kosovo declaró de manera unilateral su independencia.

 

Hace unos días, en un partido entre las selecciones de Albania y Serbia, el estadio del Partizan de Belgrado, la capital serbia, un dron invadió la cancha con una bandera de la Gran Albania, un proyecto nacionalista que apoya la independencia de Kosovo, de población mayoritaria mente albanesa.

 

El incidente causo una bronca entre los jugadores que se extendió a las tribunas y tensó las relaciones diplomáticas entre ambos países, tanto que el primer ministro albanes Edi Rama, tuvo que posponer su visita a Belgrado para noviembre, la reunión con su par serbio será la primera en 70 años.

 

Un río los separa

 

Nada los enfurece más que los confundan, pero comparten muchas cosas: acento, colores en su bandera, bebida nacional, gusto por la carne y hasta el tango.

 

La rivalidad entre argentinos y uruguayos se acrecentó desde que en la final de los Juegos Olímpicos de Ámsterdam en 1928, los charrúas le ganaron el oro a los argentinos, dos años después en el primer mundial de futbol de la historia, los uruguayos se volvieron a imponer.

 

Los uruguayos, desde pequeños parece que son educados para odiar, al menos en lo deportivo, a los argentinos, mientras que éstos con cierto toque de malicia los ven como argentinos de segunda.

 

Lo cierto es que la rivalidad no ha pasado más allá de lo deportivo.

 

Supremacía por el Mediterráneo

 

Tienen a las aficiones más ruidosas y temidas de Europa, verdaderos guerreros descendientes de Aquiles y Héctor, el tema de la isla de Chipre los divide aún más: turcos y griegos sostienen una de las rivales más añejas y temibles del viejo continente.

 

En un juego de eliminatorias rumbo a la Eurocopa de Austria-Suiza en 2008, terminó con desmanes dentro y fuera del estadio, luego de que Turquía venciera por un aplastante 4-1 a Grecia en Atenas.

 

Vecino dominante

 

Las tenciones entre estos dos países se remontan hasta el siglo XV, pero fue justo después de la Segunda Guerra Mundial cuando la rivalidad se acrecentó.

 

Polonia y Alemania son protagonistas de un juego que va más allá de lo deportivo.

 

Desde la invasión nazi que desató la guerra hace más de 70 años no han tenido conflicto diplomáticos graves, pero cuando se trata de futbol Polonia nunca quiere perder contra los alemanes.

 

Hasta hace unos días, los germanos estaban invictos contra  sus vecinos en juegos oficiales, pero en juego eliminatorio rumbo a Francia 2016, Varsovia se convirtió en un manicomio luego de que su selección por fin logró derrotar a Alemania, flamante campeón mundial.

 

La rivalidad más añeja

 

El primer partido del que se tiene registro entre estas dos selecciones data de 1872, el juego entre Escocia e Inglaterra levanta pasiones como pocos.

 

Los hooligans entonan canticos y no pocas veces llegan a los golpes en las calles de Londres o Glasgow.

 

Se han enfrentado en 111 ocasiones y aunque forman parte del Reino Unido, los escoceses nunca se han sentido plenamente integrados.