LONDRES. Veinticinco años después de la muerte de 96 seguidores del Liverpool en el estadio de Hillsborough, sigue abierta la investigación sobre la peor tragedia del fútbol británico, que cambió para siempre la seguridad de los estadios.

 

Un partido de semifinales de la Copa de Inglaterra (FA Cup) entre el Liverpool y el Nottingham Forest, fue el escenario del horror aquel nefasto 15 de abril de 1989, que había atraído a miles de aficionados al estadio de Hillsborough, en Sheffield (centro de Inglaterra).

 

La pesadilla se desencadenó a los seis minutos del inicio del encuentro en la tribuna situada detrás de la portería de los “reds”, separada del césped por una valla metálica, cuando más de 4.000 espectadores irrumpieron en ese fondo -en el que el público veía el partido de pie- y provocaron una avalancha.

 

Los espectadores que estaban más cerca del campo fueron aplastados contra la verja y, sin poder salir, 96 de ellos murieron asfixiados o por parada cardiaca.

 

El árbitro, obedeciendo a las órdenes de la policía, puso fin al partido a las 15.06 hora local, los jugadores volvieron a los vestuarios y la policía intentó responder a la tragedia.

 

Cuando se cumplen veinticinco años del horror de Hillsborough, la investigación sobre si alguna de las muertes fue evitable sigue abierta y la Asociación de Apoyo a las Familias continua reclamando responsabilidades penales, pues el primer proceso judicial se cerró sin nadie acusado.

 

Ya el informe forense que se elaboró entonces apuntaba como posibles causas del desastre la falta de control policial y a la lentitud de los agentes ante la avalancha, pero no hubo cargos por falta de pruebas.

 

Sin embargo, una reciente desclasificación de documentos, en los que se indicaba que al menos 41 personas podrían haber sido reanimadas si hubieran recibido la atención adecuada, ha llevado al juez forense John Goldring a reabrir el caso y dirigir una nueva investigación.

 

Han salido a la luz también informaciones que afirman que la policía alteró 164 declaraciones y eliminó otras 116 en las que se ponía en cuestión su labor.

 

Los 96 muertos -89 hombres y 7 mujeres- y los más de 750 heridos que se produjeron ese día en Hillsborough llevaron a la Federación Inglesa de Fútbol (FA) a cambiar las normas vigentes en los estadios del Reino Unido para reforzar la seguridad.

 

En todos los estadios de la primera y segunda división, y en muchos de las inferiores, se quitaron las vallas metálicas y todas las tribunas que antes acogían a espectadores en pie están equipadas con butacas para que todos los aficionados del estadio vean el partido sentados.

 

El aforo ha sido restringido, las fuerzas policiales que trabajan en los partidos reciben una formación y entrenamiento específico y los estadios están equipados con cámaras de seguridad.

 

Además, la FA puso en marcha un plan masivo de restauración, se hicieron obras en 200 estadios y se construyeron 30 nuevos.

 

Este episodio negro del fútbol inglés ha sido recordado en todos los partidos de la Premier, las semifinales de la FA Cup y los encuentros de divisiones inferiores de este fin de semana, que empezaron con siete minutos de retraso, un minuto de silencio y seis que recordaron lo que duró el comienzo de la tragedia.

 

Por su parte, el Liverpool ha diseñado una insignia especial, a la venta por 2 libras (2,40 euros), que lucirá en los próximos encuentros que juegue en Anfield y cuya recaudación destinará a las familias de los fallecidos.

 

El compositor británico Michael Nyman también ha querido honrarlos con una obra que resonará en la catedral de Liverpool, de la mano de la Royal Philarmonic Orchestra, en la apertura de la Bienal de Arte de esa ciudad este verano.