La estrategia se implementará a partir de este viernes, con el fin de salvaguardar a las personas que realicen compras en plazas y centros comerciales de la entidad, por el día de Reyes Magos

En dos semanas en el poder, Donald Trump ha conseguido lo que nadie en 70 años. En estos momentos, la relación entre Estados Unidos y la Unión Europea es la más difícil e inestable desde la Segunda Guerra Mundial. Más parece un vaticinio que la realidad. Sin embargo, no lo es.

 

 

Esta misma semana, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, se refirió a la política del nuevo Presidente estadunidense como una “amenaza exterior”. En su discurso, el polaco Tusk hablaba de un frente común contra ese caballo desbocado que es Donald Trump y su política rancia hacia la inmigración y el proteccionismo en un mundo en el que ya hay cabida para las dos.

 
Nos guste o no, la globalización se nutre de los flujos migratorios y eso no lo puede parar ni el muro de la vergüenza que quiere construir en la frontera de nuestros hermanos mexicanos. Más bien debería ir entendiendo que la migración controlada enriquece la cultura común. Claro, que la ignorancia propiciada por la falta de preparación intelectual favorece las políticas de Donald Trump.

 
Sobre el proteccionismo sólo tiene que voltear a la castigada Cuba, que continua malviviendo en la pobreza, depauperada gracias a su régimen, pero también al boicot estadunidense que le marcó durante lustros.

 
Donald Trump y sus impulsos no sólo intentan anatemizar a México. Quiere amedrentar a todos para lanzar el mensaje de que él es el Imperio. Pero lo que no entiende este aprendiz de sheriff es que, en su mismo pueblo, algunos ya empiezan a hablar de posibles conspiraciones. Dentro de los propios republicanos cada vez es más notorio ver cómo muchos se desmarcan. Algunos casos como el del senador McCain, uno de los duros del Partido Republicano que hace años rozó la Presidencia estadunidense, se ha alejado de una manera notoria.

 
Pero es que también los países de Europa del Este están desconcertados. Seguía Barack Obama en el poder cuando envió a los países cercanos a Rusia a más de cuatro mil hombres, tanques, aviones, toda una filarmónica militar para dar el mensaje a Putin de no pasarse de la raya en el conflicto de Siria.

 
Hoy continúan, pero Putin no lo ve mal, ahora que Trump come de su mano. Eso sí, los que están desorientados son las naciones del Este, que no saben cómo ni con quién posicionarse.

 
Pero lo que tiene al mundo más desconcertado es, sin lugar a dudas, el posible levantamiento de las sanciones a Rusia por la ilegal anexión de Crimea. Trump insiste e insiste, casi como un niño pequeño, en que hay que levantar las sanciones a Rusia. Esto, cuando la administración estadunidense anterior y la Unión Europea estuvieron de acuerdo en continuar con esas sanciones, tras la guerra que costó miles de vidas. Sin embargo, Vladimir Putin consiguió su objetivo, y fue quedarse con la estratégica Crimea.

 
Da la sensación de que Donald le está haciendo los mandados a Putin. Ahora habrá que ver cuál es su postura en el concierto de Siria, aunque, ante lo visto, puede salir por cualquier lado.

 
Nos encontramos ante el principio del paradigma de lo que va a ser el futuro del mundo y parece que la primera incógnita, esa X que hay que despejar en matemáticas, se llama Donald Trump.