En los últimos seis años 74 mineros fallecieron en la región carbonífera del estado de Coahuila, ayer se sumaron siete más; pero no son los únicos, en 2006 los cuerpos de 65 trabajadores quedaron sepultados en la mina Pasta de Conchos, del municipio de Sabinas.

 

En total, de 2006 a la fecha suman 213 mineros muertos en esa región que comprende los municipios de Múzquiz, San Juan Sabinas, Escobedo, Sabinas, Zaragoza y Progreso, en donde la actividad extractiva es la única fuente de empleo para familias enteras.

 

Ayer, el escenario fue el municipio de Múzquiz, en una mina propiedad de la empresa Minera El Progreso. A las 8:30 horas, una explosión ocurrida en el pozo –un tiro de 100 metros por donde los mineros suben y bajan en un contenedor controlado desde la superficie-, cobró la vida de siete trabajadores.

 

A las 13:30 horas, las autoridades de seguridad pública y de protección civil estatal reportaron el hallazgo de los cuerpos de Guillermo González Medina, César Jiménez Medina, Fidencio Sánchez Arellano, así como los hermanos Omar y Daniel Ramírez, y Ervey y Héctor Alcalá Ramírez. Las familias, aseguró la Secretaría del Trabajo y Prevención Social, recibirán un apoyo económico.

 

Según señaló la dependencia, el centro de trabajo ya había sido inspeccionado en 16 ocasiones. “derivado de lo cual, se había ordenado la restricción de acceso a uno de los pozos por carecer de salida de emergencia. A la fecha, están en curso dos procedimientos sancionadores contra dicha empresa y se le había impuesto ya una multa económica”.

 

Pero no es el primer accidente en la zona, organizaciones civiles han denunciado las pésimas condiciones en las que laboran los mineros de la zona carbonífera que comprenden los municipios de Múzquiz, San Juan Sabinas, Escobedo, Sabinas, Zaragoza y Progreso, en donde la actividad extractiva es la única fuente de empleo para familias enteras.

 

Cada año se registran incidentes mortales en esa zona. “Se arrebata la vida de alguien, exponiéndolo y no asegurándolo, ni garantizándole que saldrá vivo de su centro de trabajo”, denuncia el su sexto informe presentado por la Organización Familia Pasta de Conchos, creada a partir de los acontecimientos de 2006 en el municipio de Sabinas.

 

Manuel Padrón, coordinador del Centro de Reflexión y Acción Laboral -que colabora con la organización- indicó que hasta ayer se contabilizaban 74 muertes en los pocitos, las minas subterráneas y el transporte de carbón. En 2011 se registró la cifra más alta: 32 mineros fallecieron al contar con nulas garantías de seguridad en su trabajo.

 

Normatividad e inspecciones insuficientes

 

En 2006, un total de 65 mineros perdieron la vida en Pasta de Conchos y sólo dos de los cuerpos fueron recuperados. La tragedia llamó la atención de autoridades y asociaciones civiles, éstas últimas exigieron mejores condiciones de higiene y seguridad en las minas.

 

En ese año 132 mineros perdieron la vida en la región carbonífera, considerando los 65 mineros fallecidos en la mina propiedad de Grupo México.

 

A seis años, el único avance fue la publicación de la Norma Oficial Mexicana 032-2009-STPS, que establece el equipo y las condiciones para trabajar en las minas. “Fue un paso importante, pero los accidentes en la zona nos dan cuenta que la norma no ha sido suficiente, porque las tragedias siguen sucediendo”, manifestó Padrón.

 

Añadió que las minas de carbón están catalogadas como uno de los sectores más peligrosos, pero las inspecciones realizadas este año fueron insuficientes y sin coordinación.

 

De las 85 órdenes de inspección sobre higiene y seguridad, la mitad no se realizó por negativa patronal, simulación de abandono y argumentos de no contar con mineros. A los 72 pocitos de la región los dejaron funcionar, a pesar de que ninguno de ellos tiene salida de emergencia, como lo marca la norma.

 

Aunado a esto, el Senado tiene detenida la iniciativa de ley para conformar la Comisión Nacional Reguladora de la Industria del Carbón, sin que haya fecha para su autorización.