Arq. Susana Miranda, presidenta del Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México.

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La decisión está tomada, y si en la Base Santa Lucía se edificará el nuevo aeropuerto internacional, hay que verlo en perspectiva y ponernos a trabajar, de manera conjunta, para encontrar las mejores soluciones posibles al proyecto.

Sin duda, el consenso es que el proyecto ejecutivo se haga, primero que nada, con base en una estricta planeación urbana, teniendo en cuenta una visión metropolitana que permita desarrollar la obra con un sentido integral y complementario.

Recalco el sentido integral y complementario porque el plan general original anunciado por la autoridad contempla, además de la construcción de dos pistas en la Base Santa Lucía, reacondicionar y ampliar el AICM y el de Toluca, lo que obliga a considerar en el proyecto el funcionamiento de las tres terminales aeroportuarias en forma simultánea.

Se trata de que los órganos colegiados, los expertos y la propia autoridad trabajemos, coordinadamente, en solucionar las dificultades que hoy representa construir un aeropuerto internacional en la zona de la Base Santa Lucía.

Para socializar y transparentar aún más el proyecto, una alternativa es que a cada órgano colegiado de expertos en la materia, la autoridad nos asigne una parte de las soluciones, una vez que se tenga la concepción total, para desarrollar las opciones más viables y audaces con un sustento técnico impecable.

Pero también es importante encontrar las alternativas más económicas, las que aumenten la accesibilidad al lugar, le impriman mayor plusvalor y le confieran modernidad y beneficios adicionales que enriquezcan la obra y la hagan cada vez más rentable y de mayor alcance social.

Es importante mitigar y solucionar los retos en cuanto al impacto en materia de movilidad, ambiental, desarrollo urbano, social y trazar una ruta de desarrollo de infraestructura para la región.

Uno de los problemas que han documentado hasta ahora algunos medios de difusión es el tiempo excesivo de traslado para llegar a la zona de la Base Santa Lucía.

Para mitigarlo, por ejemplo, se podría diseñar un proyecto integral de saneamiento, remodelación y modernización del Centro de Transferencia Multimodal (Cetram) Indios Verdes, cuya situación actual es de caos, desorden, contaminación, inseguridad y abandono.

El proyecto incluiría modernizar la infraestructura urbana, elevar la calidad del transporte público y, desde luego, de los servicios que se prestan todos los días a cientos de miles de personas en ese lugar.

De paso, se aprovecharía para ordenar el comercio, agilizar los traslados y, además, se contribuiría a desterrar la inseguridad en torno y dentro de ese Cetram.

Es tiempo de ver al futuro, de encontrar soluciones a los problemas y retos que plantea el desarrollo urbano y el equipamiento de la zona metropolitana.

Tenemos que acostumbrarnos a vislumbrar los grandes proyectos urbanos sociales como un todo, la Zona Metropolitana del Valle de México es una megalópolis y requiere de soluciones para todos sus habitantes y todas las regiones que lo circundan.

El Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México reitera su disposición a trabajar de la mano de las autoridades, con el exclusivo fin de enriquecer los proyectos públicos de largo alcance y propiciar el bienestar común.