Foto. EFE Erdogan y Putin se reunieron en el Palacio de Congresos de Estambul ante una pantalla en la que se transmitía el trabajo del buque que coloca el tendido submarino del gasoducto  

Los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, y Turquía, Recep Tayyip Erdogan, han celebrado hoy en Estambul el fin de la obra principal del gasoducto TurkStream, que a partir de 2019 llevará gas ruso por el mar Negro a Turquía y a varios países europeos.

 

 

Erdogan y Putin se reunieron en el Palacio de Congresos de Estambul ante una pantalla en la que se transmitía el trabajo del buque que coloca el tendido submarino del gasoducto, a ya apenas cinco kilómetros de las costas turcas.

 

La tubería es una alternativa al proyecto ruso South Stream mediante el que Moscú quería exportar gas a numerosos países de Europa sin pasar por Ucrania.

 

Este proyecto, que preveía un trazado submarino a través del mar Negro hasta las costas de Bulgaria, tuvo que ser abandonado en 2014, cuando la Comisión Europea frenó los acuerdos firmados por Sofía al no ser compatibles con las legislación comunitaria europea.

 

Uno de los puntos clave fue que Bruselas no admite que un gasoducto esté bajo control de la misma empresa que suministra el contenido.

 

Vladímir Putin pareció aludir hoy a esta polémica cuando aseveró durante la ceremonia que TurkStream “no es un proyecto contrario a los intereses de terceros países”.

 

El presidente ruso alabó “el valor político” demostrado por Erdogan al colaborar en el proyecto “en unas condiciones de cada vez mayor competencia” y vaticinó que “Turquía se convertirá en un importante centro del gas natural”.

 

De hecho, todo hace prever que Europa acabará negociando con Turquía para conectar su propia red a TurkStream a partir del año que viene, que es cuando expiran los contratos de Moscú con Ucrania para el tránsito del gas hacia los clientes europeos.

 

La anexión de Crimea por Rusia en 2014 y la guerra contra los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, que ha tensado al máximo las relaciones entre Kiev y Moscú, hacen prever que estos contratos no se renovarán.

 

La Unión Europea importa de Rusia casi el 40 % del gas que consume, con Alemania e Italia como los mayores clientes.

 

“Planificamos enviar a Europa al menos la mitad del gas que nos llegue”, dijo Erdogan durante la ceremonia, transmitida en directo en la cadena NTV.

 

De hecho, TurkStream constará de dos tuberías paralelas, cada una con una capacidad de 17.750 millones de metros cúbicos anuales, de los que una está pensada para abastecer al mercado turco y la otra, al europeo.

 

El gasoducto, de una longitud total de 930 kilómetros, comenzará a funcionar en 2019, cuando se haya terminado la conexión a la red turca en Lüleburgaz, a unos 60 kilómetros de la costa.

 

Desde allí se prevé construir ramales hacia Bulgaria y Grecia, siempre que estos países muestren interés.

 

El primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, ya dijo el jueves pasado durante la III cumbre de Salónica que llevaría a la agenda de Bruselas un plan para conectar su país al gasoducto ruso-turco.

 

Grecia importa más de la mitad de su gas de Rusia, una proporción similar a la de Alemania y otros muchos países en Europa central y oriental.

 

Aunque se ha completado el tendido submarino, que llega a profundidades de hasta 2.200 metros, TurkStream no entrará en funciones hasta una fecha no determinada de 2019.

 

“El proyecto TurkStream estará listo par funcionar en 2019, tras realizarse las pruebas. La construcción de la terminal de recepción en Kiyiköy está avanzando con rapidez”, precisó Erdogan en su discurso.

 

Mientras tanto, Turquía importa gas ruso a través de Blue Stream, un gasoducto submarino inaugurado en 2003 que lleva el combustible a través del mar Negro hasta el este de Turquía.

 

Moscú dispone además de la tubería Nord Stream, que lleva el carburante ruso a través del mar Báltico a Alemania.

 

aarl