Marta Lagos, directora ejecutiva del Latinobarómetro, un estudio de opinión pública que desde 1995 realiza anualmente encuestas sobre la situación que guarda la democracia en los países de América Latina, presentó los resultados de su estudio de este año 2018.

En su intervención señaló que: “La historia de las democracias de la tercera ola es, en varios países (quizás demasiados), la historia de líderes con nombre y apellido, donde el país queda en segundo plano, prendado, detrás de la persona que lo encabeza. Eso pasa a ser una de las trampas de los procesos de consolidación a la democracia, la personalización de los destinos de un país. Si los destinos de un país dependen de una sola persona es porque ya el proceso se ha viciado y sus instituciones y líderes no están cumpliendo con el rol que corresponde”.

Su afirmación obedece a los resultados de su valoración para este año que arrojan una alarmante caída en los índices de apoyo ciudadano a los sistemas democráticos en la región; 48% que, en contraste con el año anterior, representa una caída de cinco puntos y el peor indicador desde 2001. Indudablemente el triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil, y antes de Donald Trump en Estados Unidos se presentan como un claro ejemplo que alientan y alertan sobre este tipo de percepciones.

Para el caso mexicano, de acuerdo al estudio levantado en agosto pasado, las cosas no pintan nada bien; 84% de los entrevistados dijo estar poco o nada satisfecho con el sistema democrático. Tan sólo 16% manifestó estar de acuerdo.

Estos escenarios evidentemente son malas noticias para América Latina y, desde luego, para nuestro país. El debate acerca de la preservación sobre los sistemas democráticos que se inició con el reporte del PNUD en 2005 -que causó cierto revuelo sobre algunas de sus conclusiones- debe ser retomado ante las nuevas perspectivas globales.

Marta Lagos en su análisis apunta: “América Latina nos ha mostrado cómo la historia no se repite, sino más bien evoluciona. En esta nueva América Latina no son necesarios los golpes de Estado; se llega al autoritarismo por la vía de las elecciones. Es una ola de malestar de un pueblo empoderado por la democracia por la educación, la libertad de expresión y mayores grados de educación”.

El estudio se presenta como un oportuno llamado de alerta. Éste es un buen momento para revertir tendencias y para que las derechas e izquierdas democráticas replanteemos el futuro para la democracia en esta América nuestra.