La fiesta cultural más grande del Estado de México se vistió de gala con la presentación de la Orquesta Filarmónica Mexiquense (OFM), la cual, compuesta por 80 jóvenes, entregó su alma en la Alameda Bicentenario “La Velaria”.

El público esperaba con entusiasmo este concierto, preparado para la temporada de las celebraciones místicas y mágicas del Día de Muertos.

Fue así que comenzaron con la pieza “El aprendiz de brujo”, del compositor parisino Paul Dukas.

Bajo la batuta del maestro Jacob Chi, proveniente de Qingdao, China, la OFM provocó que los asistentes cerraran los ojos para disfrutar de la música y se dejaran llevar con cada nota que, en voz de las y los jóvenes músicos, entregaban a Valle de Bravo.

De esta forma siguieron piezas como “Una noche en la árida montaña”, del ruso Modest Mussorgsky, poema sinfónico al que el propio autor decidió encabezar con títulos como “Voces sobrenaturales”, “Aparición de espíritus” o “Aquelarre de brujas”.

Continuó “Danza macabra”, del francés Camille Saint-Säens, la cual erizó la piel de los escuchas y los remontó a la Edad Media, en la que este tipo de danza era una nota a la vida sabiendo que todos iban a morir en determinado momento, acompañado por la muerte que salía tocando su violín.

Siguió “Peer Gynt Suite No. 1”, de Edvard Grieg, una elegía fúnebre que hizo vibrar al Pueblo Mágico de Valle de Bravo, puesto que permitió al público pensar en la vida y en la muerte, dualidad que da sentido a la existencia.

Para finalizar, la Orquesta Filarmónica Mexiquense interpretó selecciones de “El fantasma de la ópera”, de Andrew Lloyd Webber, donde la conocida obra por sus adaptaciones cinematográficas arrebató el aplauso del público, ya que resonó la música con tal energía que se presentía la aparición de aquel hombre con el rostro desfigurado, que vive en los sótanos de la Ópera.

Así terminó el concierto de la sexta noche del XVI Festival de las Almas que los espera en Valle de Bravo con más actividades hasta el 3 de noviembre con la clausura de Eliades Ochoa.

DPC