Contrario a su costumbre, esta vez Andrés Manuel López Obrador no presentó en la escalera de su casa de campaña a los nuevos secretarios de Marina y de la Defensa Nacional.

De hecho, López Obrador estuvo jugando semanas con los nombramientos que finalmente hizo al estilo Trump, por Twitter.

Así nos enteramos que el próximo secretario de Marina será el almirante José Rafael Ojeda Durán y el nuevo secretario de la Defensa Nacional será el general Luis Sandoval.

El tabasqueño presentó a Ojeda Durán como “el almirante con mayor antigüedad y prestigio’’, con 64 años de edad y a un año de pasar a retiro.
De Sandoval destaca el hecho de que haya sido el responsable de la base militar en los estados en los que se ha registrado el crecimiento de la delincuencia organizada.

Aunque ambos funcionarios figuraban en las ternas de sus respectivas secretarías, no eran los favoritos.

Nadie dentro de las Fuerzas Armadas y la Marina se opondrá a la designación que López Obrador hizo en pleno uso de las facultades que le concede ser el Presidente electo.

Lo que le han reclamado al próximo Presidente sus huestes es que durante la campaña había dicho que probablemente el mando castrense recaería en un civil, cosa que afortunadamente no decidió.

Veremos cuál es la línea que seguirán Ojeda y Sandoval, sobre quiénes recaerá, al final de cuentas, la lucha contra la delincuencia organizada.

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Dice el cardenal Norberto Rivera que no presentará una denuncia sobre los hechos ocurridos en su mansión y en que perdió la vida un policía “porque no fue testigo de los hechos’’.

Aunque hay un muerto que estaba a su servicio y un presunto delincuente herido en el Hospital Lomas Verdes, Rivera, que está en su domicilio a la hora de los hechos, se niega a presentar una denuncia penal, lo cual hace doblemente sospechoso el asunto.

Ya el jefe de Gobierno, José Ramón Amieva, dijo que se trataba de un “ataque directo’’, es decir, que iban por el cardenal, y aun así éste se niega a denunciar el frustrado atentado.

Será que confía demasiado en su ángel de la guarda o de plano el asunto es más gordo de lo que parece.
Sobre todo considerando que hace cosa de ocho años le fue enviado un paquete explosivo a su oficina que fue recibido por su secretario.
El ayudante sospechó del paquete y pidió la intervención de la Policía que desactivó el explosivo.
Rivera debe saber, con toda claridad, de quién o quiénes vinieron los mensajes.
Pero no denunciará.
O por eso mismo.

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La Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados aceptó que se conformara la Comisión Jurisdiccional, es decir, la que se encargará de analizar si procede o no el desafuero del diputado Cipriano Charrez Pedraza, señalado por la Procuraduría de Justicia de Hidalgo de ser el responsable de la muerte de un conductor de taxi.

La mala noticia es que la Comisión está formada por dos diputados de Morena, uno del PAN y uno de Movimiento Ciudadano.
Así que, a menos que la investigación de la Procuraduría hidalguense sea impecable y no deje huecos por los que se pueda evadir de la justicia el legislador, éste aún puede confiar en sus compañeros de partido.

Claro, a menos que la promesa de cero impunidad de López Obrador sea eso, sólo promesa.