Llama Tiaré Scanda a parar el bullying en redes sociales contra Sergio Mayer, a cargo, sabemos, de la Comisión de Cultura de la cámara de diputados. Sin ironías esta vez, siento un punto de culpa. Tiene razón Tiaré en su llamado, y yo no he sido ajeno a ese linchamiento, que francamente es facilote y es arrogante, y sobre todo es una forma de no ir al fondo del problema. De no identificar a los verdaderos responsables del tiradero.

Porque no creo, desde luego, que Mayer deba ocupar ese cargo. No proviene de ese mundo: no se formó ni en los libros, ni en el teatro, ni en las artes visuales; no está calificado para desempeñarse en esa responsabilidad, y por favor no vuelvan a intentar vendernos lo de que hay muchas formas de cultura: esa marrullería dialéctica, de plano, es demasiado. Pero Mayer, a fin de cuentas, aceptó una posición que antes la Cuarta Transformacion había puesto en manos del PES. La ultraderecha religiosa, nada menos. Y claro, las redes, particularmente esa minoría ruidosa de los entornos culturales, pusieron el grito en el cielo por lo que consideraron un desprecio de los altos mandos morenistas, seguido por otro desprecio. Y lo fue… En el mejor de los casos. Ocurre que o ese es el valor que se le da a la cultura en esos ambientes, o es que esos ambientes no tienen nada mejor que ofrecernos. Ningún escenario es bueno, no.

Lo que tal vez deberían considerar tantos y tantos colegas del gremio, de esa minoría ruidosa, es por qué, de entrada, votaron por esa opción. Porque es Mayer precedido por el PES, pero es el Verde a cargo de Ecología y de Napito mejor no hablamos, y Nestora, ¡Nestora!, a cargo de los presos políticos, y de los senadores no hablamos tampoco porque se nos aparece Salgado Macedonio, por decir. Tal vez esos colegas de tan firmes convicciones deban empezar a hacerse responsables de la sobradez con que repitieron que esa era la opción, que no podíamos seguir en las mismas, y de la certeza, la decisión con que se fueron a la urna con esa cara de menos mal que estoy aquí para acabar con el cáncer neoliberal y con el PRIAN. O sea, tal vez deban asumir de una buena vez que Mayer los representa cabalmente, salvo tal vez por un detalle: él por lo menos ya asumió una responsabilidad. Le entró al toro.

Deben extrañar esos tiempos ordenados y sencillos en los que el único que no podía mencionar tres libros era Peña Nieto, ¿no, colegas?