Quién sabe cómo es que Enrique Ochoa Reza tomó la decisión, después del sismo del 19 de septiembre del año pasado, de devolver a la Tesorería de la Federación los 260 millones de pesos que le correspondían al PRI como prerrogativas para el último trimestre de ese año.

El caso es que la magnanimidad de Ochoa, quien dijo que el dinero sería para un fondo de reconstrucción de las viviendas dañadas por el sismo, dejó un agujero en las finanzas del partido que quizá pensaban cubrir si ganaban la Presidencia.

El PRI tuvo que solicitar un crédito de 200 millones de pesos para cubrir su gasto corriente de ese trimestre, pero literalmente se quedó sin fondos.
Lo que recibe lo destina al pago de intereses; su plantilla laboral se redujo en 20%, más otro 20% que se recortará en los próximos días.

A la falta de recursos, también existe una falta de liderazgo.

Por más que la presidenta, Claudia Ruiz Massieu, asegure que el partido “está inmerso en un periodo de reflexión’’, lo cierto es que en el PRI no pasa nada.

Y nada es nada.

No hay trabajo de la dirigencia nacional, en 22 estados no hay presidente estatal del partido, no hay rumbo ni destino.

El tricolor tiene ante sí un negro panorama; el próximo año deberá enfrentar elecciones en cinco entidades federativas (Baja California, el único estado en donde se elige gobernador, Durango, Tamaulipas, Aguascalientes y Quintana Roo) y sin la organización que antes tuvo, sin recursos económicos, su escenario parece ser la pérdida del registro estatal.

Ya en la votación pasada, por primera vez en su historia de casi 90 años, el PRI perdió su registro como partido estatal en Tlaxcala, un estado considerado eminentemente tricolor hasta hace no mucho.

Pero si las elecciones futuras ya le representan un reto enorme al otrora partidazo, en la Cámara de Diputados le espera otro round de espanto:
En la legislatura pasada, el PRI propuso una iniciativa para desaparecer el financiamiento público a los partidos, la misma –con algunas diferencias- a la que propone Morena.
¿Cómo podría decir el PRI que no a esa propuesta –en principio suya-, a pesar de que esté padeciendo casi una bancarrota?
¿Qué les pasó?
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El coordinador de los diputados del PAN, Juan Carlos Romero Hicks, terminará esta semana las negociaciones para asignar las presidencias de las siete comisiones que corresponden a su partido, así como las 13 subcoordinaciones.

Y aunque pareciera un encargo sencillo, dado el número de diputados panistas, Romero Hicks ha cuidado los criterios de equidad de género y de oriundez para que no acusen de favorecer a un estado en particular, menos ahora que su partido se prepara para la selección de su nuevo pastor nacional.

La Comisiones que corresponden al PAN son Hacienda, Federalismo, Justicia, Radio y Televisión, Comunicaciones y Transportes, Economía Social y Prácticas Parlamentarias.

Obviamente la de Hacienda es la joya de la corona; a ver quién es el suertudo.
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La mayoría de Morena en el Congreso de Tabasco aprobó una iniciativa que favorece la asignación directa de contratos por sobre las licitaciones.
Perooo no vayan a creer que es porque en Tabasco se pretende crear la nueva refinería o porque desde allí comenzará la construcción del Tren Maya.
El caso es que la decisión de los diputados tabasqueños de Morena ni siquiera deja lugar al sospechosismo.
¿No que íbamos a cambiar?