Vamos por el tercero

Tengo el honor y agrado de compartir Oro Verde con ustedes, la primera columna periodística abiertamente a favor del uso legal de la cannabis, que se publicará los viernes en este diario. Seguramente pronto veremos más colaboraciones de este tipo en otros medios de comunicación, ante la presencia inminente e irreversible de la economía de la cannabis y sus diferentes aplicaciones en la industria de la transformación y la farmacéutica, por no hablar del enorme potencial del mercado del uso personal. De ahí el nombre de esta colaboración: la cannabis es un auténtico oro verde desaprovechado por una prohibición cuyos resultados positivos, hasta el momento, se desconocen.

Como comenté en mi colaboración pasada, es insensato privarse de un recurso que ya revoluciona la economía de muchas naciones. México debe iniciar el desarrollo de tecnología basada en esta planta milenaria, nuestro territorio es ideal para su cultivo y explotación, lo que representa generación de empleos y la posibilidad de comenzar la recuperación y fortalecimiento de las economías regionales. Es momento de dejar atrás los mitos y asumir que la cannabis no es el monstruo verde con el que han pretendido asustarnos durante casi un siglo: la gran mayoría de consumidores son perfectamente funcionales y pacíficos, no tienen problemas en el trabajo ni con sus familias; estoy seguro que muchos pagan impuestos y cumplen con sus responsabilidades, como cualquier ciudadano que se respete.

De ahí la importancia del reconocimiento del derecho a la cannabis. Ya lo hizo así la Suprema Corte al otorgar dos amparos a distintas personas para que puedan consumir y cultivar cannabis con fines personales. Este miércoles 6 de junio se decidió el tercero para el senador con licencia Armando Ríos Piter, otro ciudadano decidido a salir del clóset para mostrar que un México con cannabis es perfectamente posible y deseable. Aunque el consumo como tal no está penado y actualmente se pueden poseer hasta cinco gramos, todas las actividades necesarias para consumir (producir, adquirir, transportar, etcétera) son severamente sancionadas, por lo que tenemos que avanzar en el desarrollo de reglas que definan con claridad cómo será el acceso a la cannabis, desde su producción hasta su distribución y comercio, dejando siempre en claro que el consumo no médico debe continuar prohibido para los menores de edad.

Además, la prohibición cancela la posibilidad de desarrollar una industria manufacturera basada en el cáñamo. Y, más grave aun, la parte de la sociedad que no consume se ve afectada en su derecho a la salud, pues está limitado su acceso a una fuente de fármacos con cientos, quizá miles, de aplicaciones en diversos padecimientos. Los mexicanos, a diferencia de ciudadanos de otros países, no podemos acceder libremente a esta medicina económica, eficaz y prácticamente libre de efectos secundarios. Si bien está en el horizonte inmediato la publicación del reglamento que normará el acceso al uso medicinal, habrá que asegurarse de que esta normativa incluya la producción nacional, de lo contrario no podrá desarrollarse una industria cannábica mexicana.

EL COGOLLO DEL PASTEL

Ante el advenimiento inminente de la industria de la cannabis, es notoria la presencia del coyotaje voraz que busca enriquecerse a costa de empresarios bienintencionados y pretende instalarse en esta nueva área económica. Tengamos cuidado y evitemos que este campo se contamine con prácticas que tanto han dañado a las instituciones de nuestro país.

JMSJ