FOTO: DANIEL PERALES Trabajo. Además de hacer trucos con un balón en cruceros de la ciudad, Ricardo Hernández labora en un taller mecánico; su meta es poner su propio negocio.  

Luego de ser víctimas, por separado, de dos diferentes actos delictivos que les provocó la amputación de una de sus piernas, Pedro Rodríguez y Ricardo Hernández encontraron una nueva oportunidad de vida en un balón de futbol soccer.

Los jóvenes, de 26 años de edad, se conocieron en una liga de balompié de discapacitados hace más de dos años, desde entonces surgió una amistad y un plan para ganar dinero, pues debido a su invalidez las puertas laborales se les cerraron.

Así, su pasión por el deporte y sus ganas de salir adelante los llevó a dominar el balón en los cruceros más transitados de la Ciudad de México, donde a pesar del clima y de conflictos que han tenido con las autoridades locales y ambulantes, los dos amigos tienen un año realizando esta práctica que les permite llevar dinero a sus hogares.

“Después de que una mujer que viajaba a bordo de una camioneta me atropellara y huyera, sabía que mi vida iba a cambiar, ya que por el accidente perdí mi pierna izquierda, pero me levanté y busqué la forma de subsistir por mi hijo”, dijo Ricardo Hernández, padre de un niño de nueve años de edad.

El joven que antes del percance se dedicaba a reparar automotores en una agencia de automóviles, afirmó que al perder su extremidad fue despedido; sin embargo, en la actualidad continúa ejerciendo dicha actividad, pero en un taller particular.

Aseguró que su meta es poner su propio negocio automotriz, para lo cual reúne dinero.

“Sé que el dominar el balón en los cruceros viales es sólo temporal, ya que no me gusta depender de la gente, quiero y he salido por mis mismos medios adelante desde la amputación de mi pierna hace dos años.

“Mi discapacidad no es un impedimento para trabajar, los obstáculos nos los ponen las personas que no están en nuestra situación”, mencionó el joven.

En tanto, Pedro Rodríguez perdió su pierna en un ataque a balazos que recibió por parte de unos jóvenes que viven por su casa ubicada en Ecatepec, Estado de México.

El joven asegura que en Hernández encontró el apoyo que necesitaba para generar dinero; decidieron que fuera dominar el balón.

“Desde que perdí mi extremidad izquierda siempre he contado el apoyo de mi familia y de mi novia, quien a pesar de que cuando me ocurrió este accidente llevábamos como un mes de pareja nunca me ha dejado, hace ya más de dos años”, detalló Pedro, quien también trabaja en un negocio de zapatos, que es de su familia.

 

 

Trabajo. Además de hacer trucos con un balón en cruceros de la ciudad, Ricardo Hernándezlabora en un taller mecánico; su meta es poner su propio negocio.

 

 

 

JNO