La primera semana de mayo comienza la Feria de San Isidro en Madrid, la feria más importante del mundo de la tauromaquia. Inclusive ahora se le ha querido llamar a la feria de San Isidro como el mundial del toreo considerando que en esta feria participarán toreros de distintas nacionalidades, españoles, mexicanos, franceses, peruanos, portugueses y venezolanos. Serán 34 festejos, los cuales se desarrollan de manera consecutiva, con una corrida de rejones y novillada por semana.

Madrid es la plaza más importante del mundo no por su tamaño (la Plaza México tiene mucho mayor aforo) sino porque lo que ahí sucede repercute de verdad. Todos lo reconocen, triunfar en Madrid es muy difícil ya que son muchos los factores que están en juego. El público es conocedor y muy exigente, está pendiente de todo lo que sucede en el ruedo, poniendo especial interés en el toro midiendo su trapío, fuerza, transmisión y calidad, mucho importa la colocación del toreo, en la pulcritud del trasteo y sobre todo lo más importante la emoción que se transmite al tendido. Si un toro sale por la puerta de toriles y no es del agrado del respetable difícilmente el torero podrá hacer faena. Para el que por primera vez acude a las Ventas puede llegar a creer que el público madrileño va a pasarla mal pues hay corridas donde existen muchas más quejas que buenos momentos. En Madrid, el primer ingrediente para que pueda existir una faena es que el toro-con las hechuras que gustan en las Ventas- transmita, si no transmite aun cuando tenga calidad y por más esforzado que esté el torero su trasteo no será valorado. En Madrid no se toca la música durante la faena, por ello no hay un elemento que pueda distraer lo que está sucediendo en el ruedo. Otra cuestión que llama la atención de esta plaza es que por momentos pareciera que el público no está poniendo atención pues a diferencia de Sevilla donde los toros se ven en silencio, en Madrid durante toda la corrida se escucha el famoso “run run” de la gente, la gente habla, charla, discute, dando la impresión que el público no está poniendo atención en el ruedo, pero si sucede algo importante es impresionante como la plaza “cruje” y responde al unísono. Es ese momento donde se da la difícil conexión entre toro y torero.

Si llega la faena y se mata al toro, luego vendrá el veredicto del Presidente, quienes presiden el palco por lo general suelen ser muy estrictos en la concesión de los trofeos. Por ello, una oreja en Madrid es muy valorada y el corte de dos orejas en una tarde se premia con la salida por la Puerta Grande, la gloria para el torero, y la segura firma de muchos contratos en otras plazas.

El día de ayer se presentó en las Ventas el torero mexicano Joselito Adame, tuvo una actuación discreta se fue en silencio en ambos toros. Su primer astado ayudó un poco más pero no fue entendido por el diestro hidrocálido. Con su segundo estuvo firme ante un toro complicado mostró oficio que no llegó al tendido.