Foto: EFE Último bombazo. El sospechoso de los ataques detonó un explosivo en su automóvil cuando fue cercado por la Policía  

El sospechoso de cometer una serie de atentados con explosivos en Texas, que causaron dos victimas fatales, murió ayer a causa de un estallido, confirmó ayer el jefe interino de la Policía de Austin, Brian Manley.

El sujeto identificado como Mark Anthony Conditt, de 23 años de edad, residente de Pflugerville, un suburbio del noroeste de esta ciudad, se suicidó al activar un artefacto que traía en su auto cuando las autoridades lo ubicaron.

Manley informó que las autoridades rastrearon el vehículo del sospechoso hasta un hotel del área de Round Rock, al norte de Austin. La policía comenzó a seguirlo, y cuando un equipo especial SWAT se acercó, el hombre detonó una bomba en el automóvil.

La policía aún investiga la posibilidad de haya cómplices.

El jefe interino de la policía instó a la comunidad a permanecer alerta ante otros posibles explosivos y agregó que “no sabemos dónde ha estado (el sospechoso) en las últimas 24 horas”.

La policía no ha identificado el motivo del sospechoso para cometer la cadena de atentados, aunque los investigadores identificaron varias pistas.

Fred Milanowski, agente especial a cargo de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), dijo que las autoridades pudieron investigar cuando el sospechoso “compró algunos de los componentes”.

“Afortunadamente pudimos investigar y encontrar a este individuo en las últimas 48 horas”, dijo Milanowski.

Describió el dispositivo utilizado en el automóvil como un “dispositivo explosivo significativo”, pero no proporcionó ningún otro detalle.

El sospechoso sería el responsable de que cuatro bombas estallaran desde el pasado dos de marzo en Austin, provocando la muerte de dos hombres y lesionando a otras cuatro personas.

El alcalde de Austin, Steve Adler, elogió a las corporaciones de seguridad por sus esfuerzos en el caso.

JNO