Siempre nos dicen que no, pero nos damos cuenta que sí.

Todo puede pasar en México, y no pasa nada.

Cada día nos enteramos de actos de corrupción y no pasa nada.

La lucha contra la impunidad debería ser elemento clave en la estrategia para terminar con la violencia y la corrupción que afectan a México.

México es primer lugar en Latinoamérica y cuarto a nivel mundial en impunidad.

En Ginebra, Suiza, la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos lanza una campaña para sensibilizar a la comunidad internacional sobre la crisis de impunidad, corrupción y de violaciones de las garantías individuales en México.

En México, un estudio detallado revela máxima inseguridad.

Sobre la mesa, el reporte La impunidad subnacional en México y sus dimensiones IGI-MEX 2018, de la Universidad de las Américas Puebla, dice que “México empeora en los índices de impunidad global y estatal. El índice de impunidad aumentó tanto en el ámbito global como en el de los estados de la República. México ocupa el cuarto lugar del Índice Global de Impunidad”.

El doctor Luis Ernesto Derbez Bautista, rector de la Universidad de las Américas Puebla, dijo que “nuestro país vive un momento crítico, producto del profundo deterioro en el desempeño de las instituciones de seguridad y justicia, donde el Estado mexicano es incapaz de garantizar a sus ciudadanos las condiciones mínimas de seguridad”.

Y de nuevo un reto para los aspirantes a la Presidencia.

El rector de la Universidad de las Américas Puebla pide a quienes compiten en la elección presidencial 2018 “que a lo largo de la campaña política, propongan acciones concretas para eliminar la impunidad en el periodo 2018-2024”.

¿Quién podrá frenar esta seria situación?
Ejemplo de que cuando se quiere se puede es Campeche, el estado que tiene el más bajo grado de impunidad en el país. Por segundo año consecutivo, Campeche obtiene este resultado gracias a la baja tasa de incidencia delictiva y la suficiencia de recursos humanos. Le sigue Morelos.

Milonga: prepárese, en un país donde 98% de los delitos no se castiga, la Suprema Corte de Justicia declara constitucional la figura de las inspecciones policiacas sin orden judicial o ministerial. Ahora la Policía ya no necesitará pretextos como: “Su auto tiene reporte de robado”, “recibimos una denuncia anónima” o “usted se parece a un sospechoso” para detenernos. Así las cosas, los primeros sospechosos serán los pobres.

JNO