Foto: DANIEL PERALES 19-S. En los tapiales que cubren el predio del Colegio Enrique Rébsamen, que colapsó luego del sismo y dejó un saldo de 19 niños y siete adultos muertos, hay mensajes como “Por siempre C.E.R.”  

Tras casi seis meses de estar cerrado, el cuadrante que rodea al Colegio Enrique Rébsamen, el cual colapsó con el sismo del 19 de septiembre de 2017 y cobró la vida de 19 niños y siete adultos, fue reabierto a automovilistas y peatones.

En un recorrido realizado por 24 HORAS, se observó que el triángulo de seguridad que comprendía la Avenida División del Norte, Calzada de las Brujas y Rancho Tamboreo, de la colonia Nueva Oriental Coapa, en el que al menos estaban tres policías con dos patrullas, fue levantado.

Vecinos consultados por este diario coincidieron en que esto ocurrió aproximadamente desde hace una semana, por lo que ahora los autos pueden circular, incluso algunos se estacionan al lado de los tablones que amurallan el predio.

El inmueble no tiene cordones de zona de riesgo, sólo conserva los sellos de la Procuraduría General de Justicia local, donde se notifica que sigue bajo averiguación y una especie de periódico mural en que han dejado mensajes como “Por siempre C.E.R.” y dibujos del escudo de la escuela; bajo éste se mantienen resquicios de lo que en su momento fueron flores y una veladora.

SIN TRABAJO
A seis cuadras del colegio, el cerco que sí se mantiene es el que va de Prolongación División del Norte, a la altura de Hacienda la Amazcala, hasta la Calzada del Hueso, en donde tres edificios esperan dictaminación, y uno de los cuales aún conserva su vigilante.

El edificio 4106 de Prolongación División del Norte se ladeó con el sismo, sólo tres de los 20 condóminos que lo habitaban han dejado sus muebles dentro de éste y lo único que le han hecho es medirlo topográficamente, pero no se sabe si podrá renivelarse o demolerse platicó a 24 HORAS Ana Rosa del Villar, quien hacía labores de limpieza en algunos departamentos.

Ella y su esposo, que era vigilante y conserje, habitaban en el inmueble, y ahora prácticamente son unos adultos mayores, de 58 y 65 años de edad respectivamente, casi sin empleo y sin casa.

Desde el sismo, han vigilado el inmueble desde el camellón que separa los sentidos de la avenida, instalan una mesita de plástico en la que venden cigarros y carpetas mientras cuidan del inmueble de 9:00 a 17:00 horas.

“Sólo nos apoyaron con tres mil pesos de renta, los otros seis mil nos lo retuvieron; estamos luchando. Nosotros no somos propietarios, al rato a ellos (los propietarios) les resuelven, pero nosotros como trabajadores qué podemos esperar”.

JNO