Para muchos, “galvanizar” y “galvanizado” son palabras urbanas, asociadas al inmenso mundo de las “talachas”. Esto gracias a una de sus definiciones: “Dar un baño de cinc fundido a una superficie metálica, para que no se oxide”. Por lo mismo, es común asociar el término a locales comerciales pequeños, con nombres como “Tuberías galvanizadas Hermanos Galván” o similares. Hay, sin embargo, otra definición: la RAE anexa a “galvanizar” la acción de “reactivar súbitamente cualquier actividad o sentimiento humano”. En otras palabras, provocar nuestros instintos más elementales, más primitivos.

 

La política electoral, cuando entra en su etapa más puntiaguda y dogmática, es claro ejemplo de galvanización. Los datos pierden importancia; la evidencia se vuelve opcional; la esperanza ya no necesita sustento, y las preguntas ya no importan, solo las respuestas. Esto sucede en todos los bandos, pero hay los más proclives. No tanto por los partidos, sino por el momento de cada campaña y las actitudes que los candidatos refuerzan entre su séquito.

 

Les cuento un episodio reciente que, sin embargo, no debe verse como algo exclusivo de una facción. Es sobre una publicación que hice en Facebook; una duda política, pero genuina. Revisité la declaración #3de3 de López Obrador, esa que presentó en 2016 ante el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO). El tabasqueño reportó que no tenía auto, casa ni tarjeta de crédito (véase: https://goo.gl/Wj5hmC); esto contrasta con un dicho que realiza en un video con motivo de su #3de3, donde afirma: “No tengo bienes materiales; ya lo que tenía lo cedí, lo entregué a mis hijos” (véase: http://bit.ly/2k43Hnm).

 

A este tema se sumó el hecho de que López Obrador declaró “que su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, tuvo en 2015 un ingreso neto de 570,000 pesos, y que entre sus bienes materiales están una casa en Chiapas y otra en la CDMX, un departamento en Puebla, y dos terrenos en esa misma entidad. No se detalló el valor de esas propiedades. Gutiérrez Müller, agrega (…) tiene un vehículo modelo 2016, que compró a crédito, además de joyas y obras de arte. Tampoco se detalló el valor de estos objetos” (véase: http://bit.ly/2FEls8k).

 

Por esto, subí a mi Facebook: “Según su #3de3, AMLO no tiene casa, coche ni tarjeta de crédito. Pues cómo no, si en 2016 declaró que todo lo puso a nombre de sus hijos. Solución: que sus 3 hijos que trabajan en MORENA, y su esposa, presenten su #3de3” (véase: http://bit.ly/2HNv80G). En cuanto al tema de sus hijos –es sabido que apoyan al padre en tareas partidistas pero no se sabe cuánto ganan del dinero público que recibe MORENA–, por supuesto me refiero a los tres mayores de edad; no a Jesús, el menor.

 

Y sobre su esposa, es normal que a un presidenciable se le investiguen, de manera periodística, los círculos y bienes de sus más cercanos. Por el contexto, es claro que sus tres hijos mayores y su esposa son “personas de interés público”. Y por cierto, esta es una categoría que también aborda el IMCO, que incluye a no servidores públicos como Jorge Castañeda (véase: http://bit.ly/1U5PyEt). Así que, sin ningún problema, hijos y esposa podrían aclarar esta situación ante el IMCO, pero más importante, frente los mexicanos.

 

Ante este planteamiento, que considero válido e igual de aplicable a los demás candidatos, recibí un primer comentario a dicha publicación de Facebook: un tal Javier González escribió: “Vale madre amlo y punto” (véase, de nuevo: http://bit.ly/2HNv80G). Eso, lectores, es síntoma inequívoco de galvanización: responder sin pensar; desestimar en automático; desconfiar de todo; cerrar aquello que no coincida con uno; dejar de preguntar.

 

Si bien todos tenemos filias y fobias políticas en algún grado –yo no soy muy afecto a López Obrador, como podrán imaginarse–, posturas así de tajantes y cerradas ante los mínimos cuestionamientos, hacen de la política un juego más de tripas que de cerebros. Somos humanos, y no podemos separar estos del todo, pero tampoco caigamos en la trampa del “jarrón bonito”: uno está tan cerca que ya no ve sus grietas; solo ve porcelana rosácea.

 

@AlonsoTamez

 

aarl