Hace dos días, el jefe de Gobierno de Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, aseguró que ya habían detectado casos en distintas delegaciones de cierres intencionales de válvulas de suministro de agua, y afirmó que de acuerdo a los datos obtenidos, dichos cierres eran de parte de un grupo que tenía fines políticos y hasta electorales.

En su discurso, Mancera fue enfático y dijo: “Se están cerrando válvulas y los que lo están haciendo saben que dañan a la ciudad y, por supuesto, es con la intención clarísima de afectar también la gobernabilidad.
Fue así que desde ayer incluso en distintas entrevistas y hasta en un comunicado, el gobierno capitalino informó que el Sistema de Aguas de la Ciudad de México había detectado estos cierres en 50 puntos de las delegaciones Venustiano Carranza, Iztapalapa, Azcapotzalco, Iztacalco, Coyoacán y Benito Juárez.

De estos casos, en ninguno se ha mostrado evidencia de que ciudadanos o grupos políticos lo hayan hecho de forma premeditada. Sin embargo, vecinos de varias colonias afectadas han denunciado que en algunos de estos lugares se reportó la falta de agua y se iniciaron diversas manifestaciones en la calle. Horas después de abrir las válvulas, los vecinos se extrañaron que pese a resolverse el problema, muchos seguían manifestándose sin motivo aparente.

Es curioso que este asunto del agua, sus escasez y las manifestaciones en distintas colonias (que por años hemos tenido en la ciudad) empiecen a tomar más fuerza y sobre todo cuando en las últimas semanas han salido voces a expresar que no debe publicarse la Ley de Sustentabilidad Hídrica, aprobada en noviembre pasado por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

Esta ley propone, entre otros puntos, que el Sistema de Aguas de la Ciudad de México se convierta en un órgano descentralizado que para muchos expertos no garantizaría el mejoramiento del servicio.
Además, es curioso que con el asunto del cierre de válvulas tome fuerza el artículo quinto de esa ley, la cual establece que las autoridades deben garantizar el abasto a través de carros tanque (pipas).

“Cuando se suspenda el servicio de suministro de agua, en caso de uso doméstico, de acuerdo a lo previsto en esta ley, las autoridades garantizarán el abasto de agua para consumo humano a quienes se encuentren en este supuesto, mediante la dotación gratuita a través de carros tanque, hidrantes provisionales o públicos distribuidos en las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México o garrafones de agua potable, conforme a criterios poblacionales, geográficos, viales, de accesibilidad y de equidad determinados por el Sistema de Aguas”.

En este debate habrá que estar atentos que no pase lo de Veracruz en la época de Duarte, en donde el sistema de agua se privatizó al menos en las ciudades de Veracruz y Medellín, y terminó en medio de denuncias contra Grupo MAS, una filial de la empresa Odebrecht.

Lo cierto es que en la problemática del agua, las autoridades capitalinas deberán encontrar una pronta solución al problema, dejando de lado la situación política, pues como sus propias cifras lo refieren: 18% de la población no recibe agua todos los días y 32% no recibe agua suficiente para atender sus necesidades y requiere del apoyo de pipas y de comprar agua en garrafones. De hecho, en el dictamen de la nueva ley se advierte: “Sabemos que la ciudad está en riesgo de sufrir en el mediano plazo un colapso hídrico, y que el abastecimiento de las futuras generaciones está en entredicho”.

JNO