Foto: Cuartoscuro Señala que si el descontento con el PRI persiste, la competencia se dirimirá probablemente entre Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya  

El historiador Enrique Krauze afirma en un artículo escrito en el estadounidense New York Times que el PRI debe perder las elecciones presidenciales por haber reincidido en actos de corrupción.

Advierte que en el retroceso global de la democracia, lo que podría estar en juego no solo es un cambio de gobierno, sino un cambio en la naturaleza misma de la democracia liberal que México ha venido construyendo en este siglo.

Asegura que estas acciones son las “que todos asociamos con su comportamiento habitual en el siglo XX. Quienes luchamos por la democracia durante las décadas finales del siglo pasado, conocemos bien esa historia.

…Así nació el PRI, como un pacto en el que cualquier aspirante renunciaba a las armas a cambio de la posibilidad de llegar a la presidencia, por la sola elección del presidente saliente. Era una monarquía absoluta con ropajes republicanos, con un nuevo rey cada seis años. El único límite era el temporal”, afirma.

Señala que esa transferencia ordenada y pacífica del poder funcionó por setenta años y pese a que había otros partidos, el gobierno organizaba las elecciones, contaba los votos y repartía miles de puestos federales y locales; con una nula división de poderes y poca libertad de expresión.

Asegura que ahora México es una democracia, pero el descontento con el PRI por bajos sus resultados junto a problemas como violencia, inseguridad, impunidad y corrupción; continúa.

Situación que parece afectar al candidato del PRI, José Antonio Meade, quien sigue en el tercer lugar de las encuestas, por debajo de López Obrador y Ricardo Anaya, de quien por cierto, los votantes no tienen elementos suficientes como para juzgar.

Sobre López Obrador

Respecto al líder nacional de Morena y también candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, señala que pese a que ha prometido un “cambio de régimen”. Los votantes deben considerar cuidadosamente el significado de sus palabras.

Recuerda que AMLO ha dicho que no cree en la democracia mexicana y no confía en el árbitro, el Instituto Nacional Electoral (INE), pues desde las elecciones de 2006 ha mostrado desdén por las instituciones de democracia liberal.

Krauze señala que “entre sus seguidores y él hay un genuino vínculo de fervor religioso que no es exagerado llamar mesiánico. Movido por esa convicción, López Obrador ha mostrado una inflexible intolerancia a la crítica de los medios e intelectuales. Para todos los que se le oponen o critican tiene un adjetivo descalificador: “simuladores”, “conservadores”, “vendidos”.

AMLO, señala, confía tanto en su carisma que ha prometido hacer “entrar en razón” a Trump y devolver la paz a México explorando la posibilidad de otorgar amnistía a criminales y narcotraficantes.

Hecho al que se suma que se ha rodeado de antiguos políticos y líderes sindicales del viejo PRI que son “la quintaesencia” de la corrupción.

 

JMSJ