Hemos visto que a lo largo de los últimos 12 meses, considerando el cierre de febrero de 2018 vs. febrero de 2017, el mercado de capitales (S&P/BMV IPC), conocido como la Bolsa, apenas registró un crecimiento de 1.2%, lo cual se ubica muy por debajo de otros mercados accionarios en el mundo, en especial si lo comparamos con mercados emergentes como el de Brasil, que en el mismo período dio un rendimiento cercano a 27%.

Medido en términos de dólares en el mismo período, la Bolsa dio un rendimiento de 7.8% vs. 23% del Bovespa. Es decir, ni a pesar de un movimiento cambiario a favor en este período, el rendimiento se aproxima.

¿Por qué tiene un potencial limitado?
Desde mi punto de vista tiene que ver con el bajo crecimiento de la economía hasta el momento apenas por arriba de 2.0% anual, pero también por expectativas aún inciertas en torno al resultado de las elecciones presidenciales próximas, al desarrollo incierto de las renegociaciones del TLCAN, la política monetaria de la Fed y, ahora, a sumarle el riesgo de un proteccionismo comercial que al final generan que, de nuestros dos motores de crecimiento, por el momento veamos el motor externo de actividad comercial con buen dinamismo, pero el motor interno, todavía con bajo consumo.

Del motor externo, el crecimiento económico de Estados Unidos impulsa nuestra actividad comercial, al mismo tiempo de buscar otros mercados como diversificación. El problema será en el mediano plazo, si el proteccionismo comercial se “oficializa” con los aumentos de aranceles por parte de Estados Unidos y la lógica y rápida respuesta del resto del mundo.

En lo interno, vemos varios factores que vienen perjudicando el desempeño de la economía.

1. Seguimos viendo una caída en el M1 (indicador de liquidez), ayudando así a “controlar la inflación”.

2. Una menor disponibilidad de recursos genera que las ventas minoristas registran tasas de crecimiento negativo del orden de -2.0%.

3. El financiamiento bancario más restringido en la parte de consumo, con una desaceleración en el uso de tarjetas de crédito y los créditos de nómina “personal”, pero también con un seguimiento más cuidadoso de su cartera por parte de bancos, sofomes y sofipos para evitar el crecimiento en la morosidad y calidad de las carteras.

Al final, todo esto repercute en las ventas que registran las empresas y que trimestralmente dan a conocer a los inversionistas.

Por ejemplo, al cierre del cuarto trimestre del año, las empresas registraron en conjunto un crecimiento en ventas de 7.6%, un flujo operativo de 8.1% y una utilidad neta del orden de 8.0%.

Este resultado fue superior al tercer trimestre del año, pero en términos de ventas y flujo operativo (Ebitda) estuvieron por debajo del mismo período de 2016. Además, el comparativo que tendrán al cierre del primer trimestre de 2018 será “complicado”.

A eso hay que sumarle que la tasa de fondeo diaria “libre de riesgo” se ubica en 7.5% anual.

Por ello, la selectividad puede ser una salida en estos momentos de inversión.

JNO