“Mi botón nuclear es mucho más grande y poderoso que el tuyo” o “será una respuesta nuclear masiva” han sido algunos de los mensajes, a veces frívolos, otras apocalípticos, del Presidente estadounidense Donaldo Trump al líder norcoreano Kim Jong-un. Una de las últimas perlas fue cuando expuso que si Corea del Norte seguía por esos derroteros, acabaría con ella.

Rusia acaba de lanzar un misil balístico nuclear superior a cualquiera existente en estos momentos en la Tierra. El SARMAT, este nuevo misil, es capaz de volar a gran velocidad con una particularidad que a la Unión Americana le aterra, y es que puede burlar los escudos antimisiles norteamericanos. Es un desafío de tú a tú a la administración de Trump, porque además expuso un video cuando lo exhibió la semana pasada, que reproducía un supuesto ataque a Estados Unidos. Por mucho menos, Trump le hubiera sacado los ojos a Kim Jong-un, pero eso sí, con precaución porque Corea del Norte dispone de un armamento nuclear más potente de lo que nos imaginamos.

Ante este mensaje directo y amenazante a la Unión Americana nos encontramos con un Trump y su administración mucho más suaves en las formas, con mensajes más descafeinados. Habla de falta de responsabilidad y de inestabilidad, de que el lanzamiento del misil fue desafortunado, de que este nuevo misil vulnera el tratado de 1987 que limita los misiles de rango medio.

Y es que la personalidad de Donald Trump es pusilánime. Se crece ante el pequeño y se empequeñece ante el superior. Eso sólo habla de un ser inseguro, con aires de grandeza para tapar su falta de seguridad, de escasez de conocimientos del Estado, de su preparación intelectual mínima para poder gobernar un país tan poderoso como Estados Unidos de América.

Pero cuando Putin lanzó el misil había otro mensaje muy duro hacia Trump. El dueño del Kremlin le estaba diciendo a Donaldo que le sacara de la jugada y del chisme de su relación de amistad, mucho más ahora que va a haber elecciones en Rusia, y que Putin tiene que salir inmaculado.

Algo que a Trump le trae por la calle de la amargura porque cada vez hay más evidencias de las conexiones entre Trump y sus familiares con las élites rusas, incluso con el propio Putin. Es otro misil que le lanza Trump, éste metafórico, pero con un objetivo muy claro. Que arregle sus cuitas domésticas, pero sin que le afecten al zar, y esto cada día más se le complica y se le va cerrando el círculo que investiga esas peligrosas conexiones.

JNO