La Procuraduría General de la República cometió ayer uno de sus más costosos errores en el caso de la supuesta triangulación de recursos a favor de Ricardo Anaya.

Sin que hubiera necesidad, filtró el video de la asistencia de Anaya y su comitiva, el domingo pasado, a las instalaciones de la SEIDO, a las que acudió para conocer si había o no una investigación en su contra.

El video es absolutamente inocuo, a no ser por el “hijo de puta’’ que muchos acreditaron al queretano y que ayer Diego Fernández de Cevallos se adjudicó la autoría.

¿Para eso filtraron el video?

Pues el tiro les ha salido por la culata.

Por más defensa que haga de su “actuación imparcial’’, Alberto Elías Beltrán, encargado del despacho del procurador, para la mayoría de la población quedó claro que la dependencia a su cargo es utilizada con fines políticos.

¿Qué otra explicación seria justifica la difusión del video? ¿Por qué el audio de la grabación no se entiende, sino hasta que llega el fiscal antilavado y entonces se escucha perfectamente lo que se dice en esa reunión?

Si Anaya estaba en el piso, el video y la forma como se manejó le dieron un nuevo aliento y la justificación que necesitaba para documentar “el uso faccioso de las instituciones’’.

¿De quién sería la “idea genial’’ de ventanear la cinta?

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Después del rompimiento público de su relación con el gobierno, el Movimiento Ciudadano y su dueño, Dante Delgado, cabildean para que también el PAN y PRD rompan lanzas.

¿En qué consistiría el rompimiento?

Primero en ya no acudir a las citas con Alfonso Navarrete Prida, a quien señalan de actuar abiertamente a favor del PRI.

Y, segundo, provocar una parálisis legislativa, es decir, no discutir más los llamados “pendientes prioritarios’’, como el nombramiento de los fiscales, hasta en tanto no cesen las hostilidades hacia Anaya.

Ni el PAN ni PRD se han manifestado hasta el momento en apoyar o no la determinación de Dante; tienen el fin de semana para hacerlo.

Pero si el sentido fuera positivo, estaríamos ante un cierre inédito de gobierno: el primer año todos juntos –excepto ya saben quién- en un Pacto por México y al final ni los buenos días.

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El domingo próximo, el PRI conmemora su aniversario número 89.

Lo hará en un entorno sombrío para sus expectativas electorales:

Su candidato presidencial se encuentra –por el momento- en el tercer lugar de las preferencias electorales y de las nueve gubernaturas en disputa si acaso tiene posibilidad de ganar una, además de que podría ver reducida sustancialmente su presencia en las Cámaras de Diputados y Senadores.

Claro, el domingo es día de fiesta, y no habrá lugar para el pesimismo.

No se tiene confirmada aún la presencia del presidente Peña, pero acudirán el candidato Meade y los “cuadros más representativos’’ del tricolor, que hoy gobierna 16 de las 32 entidades federativas.

JNO